lunes, 20 de junio de 2016

RITO DE LA FERTILIDAD


Playa de La Lanzada
Cuando la noche es más corta y el día el más largo del año comenzará el verano en una noche de luna llena. Esta es la primera vez que se producirá esta coincidencia en 70 años según el Observatorio Astronómico Nacional.   

Dicen, que en las noches de plenilunio, las mujeres estériles que tomen un baño de nueve olas en la playa de La Lanzada ( Provincia de Pontevedra ), se vuelven fecundas.
Este rito está relacionado con la numerología celta donde el nueve es un número sagrado.
Esta preciosa tradición ha perdurado en el tiempo y ha llegado hasta nuestros días. Basta con acudir a la ermita en la noche de San juan o bien, el último sábado de Agosto, día en el que se celebra una romería para cerciorarse de que todavía sigue vigente. 


La playa de La Lanzada está divida por una pequeña península de tierra que se adentra en el mar y en ella se encuentra la ermita dedicada a Nosa Señora da Area - Nuestra Señora de la Arena-. la entrada principal de la ermita, que es más conocida por la ermita Da Lanzada, está mirando al mar. Allí se encuentra la cuna "Da Santa", un conjunto de piedras de formación natural que tienen forma de cama y que constituyen una pieza imprescindible en el ritual de fecundidad. El otro elemento del rito son las propias olas de la playa.

La tradición manda que el ritual debe hacerse en la víspera del día de San Juan. Los amantes deben ir esa noche a la cuna de la Santa y consumar su amor en este espacio que forman las piedras junto a la playa. A continuación la mujer debe ir a la playa que esta junto a la ermita  y mojarse con el rompiente del agua de nueve olas de modo que cada una de ellas le llegue hasta el vientre. Estas simbolizan los nueve meses del embarazo que la Virgen concederá a los aspirantes a padres.

Cuatro kilómetros de grandes rocas y arenas blanquísimas constituyen la playa de La Lanzada, a la que cientos de gallegos siguen acudiendo cada agosto o cada víspera de San Juan, a su pequeña ermita del Siglo XII.
Acuden como el último paso de un antiguo rito de fecundidad ligado a esta playa para sacar el "meigallo" o simplemente para disfrutar de un día de romería.
La parte más conocida del rito de la fertilidad, es también la más privada que se cumple en la madrugada anterior al "día grande "
Por la mañana, la imagen sale de la ermita rodeada de flores y flanqueada por los "Danzantes de Covas", bailarines que interpretan una danza de cintas en su honor. También, la arropan decenas de mujeres que cumplen así la última parte de su ofrenda.
Cada año los vecinos regalan a la Virgen, frutas y animales para que sean subastados. De esta manera contribuyen así a la organización de la fiesta.
Después, antes de volver a casa, muchos se acercan hasta la roca conocida como "cuna santa" para depositar flores o simplemente sentarse conmovido ante tan fecundo paisaje.

jueves, 16 de junio de 2016

A SEÑORA DAS MAREAS


"Yo soy la doncella de la noche,
la dama de los corazones,
la señora de las mareas,
Yo soy la blanca luna entre las estrellas."

Cuenta la leyenda,que una noche ancestral, la Luna bajó a la tierra y se quedó enredada entre las ramas de un árbol. En ese momento apareció un lobo y comenzó a acariciarla con su hocico. Jugaron toda la noche, hasta que, al fin, ella volvió al cielo y el lobo al bosque.
En su huida, la Luna, le robó al lobo la sombra y desde entonces, dicen que él le aúlla para pedirle que se la devuelva.
La Dama de la noche, la Señora de las mareas, la Diosa de las estrellas, son algunos de los nombres que se le ha dado a la luna desde tiempos que ya no se recuerdan.
Nace,crece, madura, envejece y vuelve a nacer. Es quizás por esto que podría ser simbolizada como la Esperanza. Es y ha sido siempre musa de poetas, escritores y amantes. Posee una magia y un poder especial que inspira, renueva y nutre el alma. Se sabe buena compañera de navegantes acompañando siempre a la noche hasta que llega el alba.
Ha inspirado más cuentos y poemas que cualquier astro. Ella es el aspecto complementario de la creación, representa la energía creadora donde se gesta la vida. Ella nos da el poder de la intuición, la magia, la adivinación y los sueños.
Ella descansa en el mar y cada amanecer la vemos bajar a sus aguas, sin embargo su amante es el sol y espera cada eclipse para fundirse con él. El mar siempre pendiente de la luna  tiene sus encuentros, con ella, al margen del sol. Ella lo atre de tal manera que sus mareas suben y bajan; consigue que se tranquilice o se endurezca y su atracción dependerá de lo cerca o lejos que esté de él. Cada mañana, el mar, le consiente que se esconda en él y él la arrulla, la calma y la hace descansar.
El mundo antiguo está cubierto de magia, ritos y leyendas que revelan misterios sagrados que esconde la naturaleza.
Uno de los pueblos amantes de la Luna, fue el pueblo celta. Para los druidas- magos y sacerdotes celtas- la luna representaba el aspecto femenino de la naturaleza, la consideraban, simbólicamente, como la madre y esposa co-creadora del universo junto con el dios padre: el sol.
La luna cobró gran importancia en el mundo antiguo al ser la primera forma en la que el hombre podía leer el tiempo. Al observar los ciclos de la luna pudieron entender los cambios de la naturaleza, los ciclos de la mujer y los momentos de la cosecha.
Los celtas marcaron su vida con la luna, elaborando y siguiendo un calendario conformado por cuatro lunas llenas, a lo que nosotros conocemos como un año solar.

A diferencia de otras culturas en donde se relega el papel de la mujer a un segundo término, en la sociedad celta, que tenía una configuración matriarcal, el aspecto femenino es de suma importancia.

Hemos olvidado mirar al cielo y vamos cada vez alejándonos más del universo que nos rodea, empeñados en otros afanes sin darnos cuenta de que a nuestro alrededor se encuentra una belleza y una fuerza infinita.






jueves, 9 de junio de 2016

PLAÑIDERAS DE CANGAS: antiguos velatorios

¡A CHORAR A CANGAS!

Las plañideras tienen su origen en el Antiguo Egipto. Su función era manifestar dolor por la pérdida del difunto a través de los gritos, los golpes y los llantos.

Durante el velatorio y el entierro, vestían ropa de luto y traían un jarrón, conocido con el nombre de lacrimatorio, donde derramaban sus lágrimas. Con estos jarrones, los egipcios ricos querían diferenciarse de los pobres demostrando el dolor que había causado su defunción.

Esta tradición arraigó en muchas culturas y países. Sin embargo actualmente ha quedado totalmente en desuso, sobre todo a partir del sigloXVIII, ya que la iglesia multaba a estas personas que cobraban por el "servicio" pues consideraba esta práctica poco respetuosa.  A pesar de la prohibición, en algunas zonas rurales de Extramadura, Galicia y Canarias, el oficio se mantuvo escondido de las autoridades eclesiásticas.
En las procesiones de semana santa, es bastante usual ver plañideras llorando tras los pasos, reflejando así su pena por la muerte de Cristo.
A lo largo de la historia, desde el neolítico al siglo XX, la cultura gallega ha sufrido muchas influencias extrañas a sus orígenes. Esta tierra que los griegos bautizaron como EL PAÍS DE LOS MUERTOS, fue colonizada por romanos, cristianizada luego, reino de suevos y visigodos, invadida por el Islam, de nuevo cristiana, asturiana, leonesa, castellana, invadida por normandos vikingos y por  franceses.
Ha mantenido durante todos estos miles de años unas costumbres ancestrales, adaptándolas a cada nuevo tiempo sin perder su genuina personalidad, sin embargo, han bastado veinticinco años, el último cuarto de siglo con su cultura uniformadora, haya diluido en la ignorancia y el desconocimiento lo que ninguna cultura había logrado jamás.
Las plañideras:  Obra de Pepe Antonio Márquez
Actualmente el término, en Galicia, se usa para referirse a cualquier persona que llora mucho sin motivo-





En Cangas de Morrazo, un pueblo pesquero situado frente a Vigo, al otro lado de la bahía, estas mujeres - las plañideras- ejercían todavía su trabajo en Galicia, en el siglo pasado. En aquellos tiempos Cangas era un pueblo de gente que vivía de la pesca, y el mar se llevaba a muchos de sus hombres, por esta razón el carácter de esta gente estaba forjado por la dureza del mar.
Las plañideras tenían mucha tradición en nuestros ritos funerarios. En la ría de Vigo es muy común la expresión " Ir a chorar a Cangas" -  Ir a llorar a Cangas-cuando se llora sin motivo.
Autoridades civiles y eclesiásticas en diferentes épocas, intentaron acabar  con este ritual que consideraban irreverente. En el siglo XIV se hicieron leyes para erradicar el uso de las plañideras y prohibir los banquetes fúnebres. En las iglesias se conservan autos donde los obispos daban poderes a los curas de las parroquias para que prohibiesen la acción de las plañideras dentro de los templos ya que entorpecían con sus llantos los oficios y en ocasiones llegaba a tirarse encima de los féretros con gran alboroto.
"Hace ya muchos años nos vendíamos por un trozo de pan, tocino o cualquier cosa que alimentase mínimamente a cambio de ir detrás del féretro de un adinerado llorando a moco tendido"
Actualmente el llanto se ha erradicado y nos hemos quedado secos. Estamos anestesiados, parece que demostrar dolor en público no está bien visto. Buscamos con frenesí la evasión, el placer, la velocidad y el poder. Nuestras emociones están presas, condenadas a ser desconocidas y a nunca manifestarse.
Las plañideras han sido por excelencia, las oficiantes del rito propiciatorio del llorar. Sin embargo el llanto ha sido tan perseguido que hoy la misma idea de la plañidera nos incomoda, en el mejor de los casos. Desde comienzos de la humanidad hasta hace pocas décadas, estas sacerdotisas ejercían en todo el mundo su función liberadora y catártica.Sus lágrimas, a veces recogidas en lacrimatorios, eran enterradas junto al difunto, como prueba de la desolación que dejaba.
Aquí en Galicia, el muerto seguía presente mientras seguía viva su familia. En Navidad, por ejemplo, se disponía en la mesa un lugar para el familiar muerto.
Hasta bien entrado el siglo XX en muchas aldeas gallegas, los muertos iban envueltos en una sábana o sudario, quizás por esa razón las almas en pena que se encontraban errantes en la noche, iban vestidas con túnicas blancas.
En la costa de la muerte, hasta hace muy poco, iban de luto, casi de por vida. Se le lloraba al muerto y en función del poder económico de la familia se contrataba "as choronas" ( plañideras). Algunas llegaron a alcanzar gran fama, como las plañideras de Cangas.

sábado, 4 de junio de 2016

VOLVER

Fue tan grandiosa  la emigración  gallega a Argentina, que el calificativo "gallegos" se sigue dando allí a cualquier español, sea cual sea su procedencia regional.
" Face-las Américas", - Hacer las Américas- así era conocido el movimiento migratorio transoceánico que desde finales del siglo XIX condujo a miles de personas cara a un futuro aparentemente más próspero. Cuba, Argentina o Venezuela fueron los países que principalmente acogieron a emigrantes de toda Galicia.
La suerte fue diferente para para unos y otros. Algunos volvieron sin más y otros consiguieron "hacer fortuna", pero todos ellos tuvieron algo en común y eso fue el trabajo duro.
Pero la marcha física no implica necesariamente una marcha emocional. Y así, todos los recuerdos, todos los sentimientos, tanto tiempo escondidos, tanto tiempo guardados, un día, en cualquier lugar el sonido de una gaita se eleva en el aire. Un sonido que acompañó la infancia y la juventud que se quedó atrás, un sonido que habla de amores, de penas, de secretos escondidos y  al oírla, aparecen los aromas del mar, la brisa en la montaña, el aire y el viento. Y es que la gaita es un instrumento de la emoción que canta sin palabras.  


"Cuando la gaita gallega
el pobre gaitero toca,
no se lo que me sucede
 que el llanto a mis ojos brota.
Y aunque alegre danza entone
y dance la turba loca,
la voz del grave instrumento
suéname tan melancólica;
a mi alma revela tantas
desdichas, penas tan hondas
 que no sé deciros
si canta o si llora."

1860 Ventura Ruíz Aguilera


 De golpe y sin quererlo, aquel mar que se encontraba aprisionado en tu recuerdo aparece tras las montañas de Galicia. Sus valles, la añoranza, la morriña, la saudade, la melancolía, las gentes, su hablar dulce, tu ciudad o tu aldea. Todo lo qué tú eres, todo lo que sueñas, todo lo que añoras, Todo eso dice la gaita cuando su sonido escapa de las manos del gaitero y prendido en las ráfagas del viento cruza mares y océanos. Entonces es difícil de saber si canta o si llora pues es la alegría, y la añoranza, la saudade y la pena, la melancolía y el deseo, la alegría y el amor.
Si en ese momento estás fuera de Galicia, un deseo enorme aparece en tu corazón. Es un fuerte un imán que te atrae y... tienes que volver, volver a tu tierra para bañarte en sus brumas, en sus nieblas, en su olor a mar, en sus vientos. El sonido de la gaita que ha unido a este pueblo durante siglos, es como el anclaje de una hipnosis que se trasmite de padres a hijos en las olas del viento y cuando oyes su llamada tienes un fuerte deseo de volver. VOLVER Y NADA MÁS.
Galicia ha sido siempre especial y mágica. La fuerte influencia celta en el país gallego dejó una impresión permanente en su cultura. En la Galicia actual aún se ven los monumentos megalíticos. las ruinas de castros, restos de arte celta, y otras pruebas de una cultura celta del pasado. 
Durante las peregrinaciones a Santiago ( siglos XIII al XV  ), la gaita gallega se difundió por toda Europa. La llevaban los peregrinos de regreso a sus países, los gaiteros gallegos que salían al extranjero a probar suerte y más tarde los soldados españoles de los tercios de España y Flandes.

E cando a gaita gallega                   Y cuando la gaita gallega
aló nas Castillas oias,                      allá en las Castillas oigas
ó teu corazón pregunta,                 a  tú corazón pregunta
e verás que che dí en resposta        y verás que te dice en respuesta
que a gaita gallega                          que la gaita gallega
non canta, que chora                      no canta, que llora.

Rosalía de Castro


sábado, 28 de mayo de 2016

LA NOCHE DE LOS PORTALES


Es Primavera, aunque aquí en Galicia esto no es sinónimo de tiempo estable, sin embargo eso no impide que los vecinos de algunos de estos pueblos de las Rías Bajas recorran praderas y casas vecinales recolectando flores y hojas que serán los elementos principales en la confección de alfombras florales.

El pueblo entero se echa a la calle en la víspera de la festividad del Corpus Cristi. En cada portal están reunidos los vecinos deshojando las flores frescas que han recogido en las últimas horas. Es ya una tradición la elaboración de  alfombras florales para la procesión que al día siguiente pasará por las calles escogidas, engalanándolas.
De  abuelos a padres y de hijos a nietos esta tradición se mantiene desde hace 150 años. Largas horas de trabajo de hombres y mujeres, que año tras año, entregan sus ratos de ocio en recoger y deshojar las flores. 
Sólo la admiración que despiertan compensa el grandísimo trabajo que requieren y el escaso tiempo que lucen impecables.
Un mes antes, los vecinos comienzan el minucioso proceso de recolectar plantas y flores.
Las abuelas son las encargadas de revelar los secretos de este arte para que no se pierda en el olvido.
 Mirto, tuya, mimosa, son algunas de las plantas más empleadas para marcar los contornos y realzar los fondos de los diseños, mientras que los pétalos más vistosos de - rosas, claveles, tulipanes, hortensias...- se destinan para los motivos centrales de las alfombras.
El momento más importante es el trazado y la ornamentación de las alfombras en el suelo, que ocupan todo el ancho de la calle y suelen tener una dimensión mínima de 10 metros y se realiza la noche anterior al día de la procesión hasta altas horas de la madrugada, cuando las calles quedan cerradas al tráfico.
Aparece aquí la creatividad de los alfombristas con composiciones únicamente florales y composiciones en donde combinan arenas y otros elementos vegetales. El resultado es un precioso tapiz que tiene pocas horas de vida.
Aquí, lo más importante es conservar una tradición que  Galicia comparte con otros lugares del mundo.

Para cada composición hace falta por lo menos el trabajo de un centenar de personas. Los que las confeccionan tienen que esperar al último momento para recolectar flores frescas y adornar con ellas los motivos florales y que según, los alfombristas, lo más complicado de esta tarea es el deshoje de la flor.

Son más de un kilómetro de mantos vegetales.
No sólo Ponteareas se viste de color en estas fechas también los pueblos de Baiona y Redondela cubren sus calles de aromas y colores. Huelen los pueblos a rosa, clavel, hortensia, acedera, tuya y pino, entre otros aromas vegetales.

Hacia la noche las calles comienzan a transformarse. La piedra y el asfalto quedan cubiertos por un inmenso mar de flores, que después, la procesión borrará  pero sus gentes no olvidarán esta jornadas de convivencia..

lunes, 23 de mayo de 2016

A TERRA GALEGA


¡Teño medo d´unha cousa que vive e que non se ve!. 

Decía Rosalia de Castro:  - tengo miedo de una cosa que vive y que no se ve- , esta aprensión por la muerte, ese siniestro presentir la tragedia, ese misterio de la niebla envolviéndolo todo, sumergiendonos en duras soledades.

Así, en Galicia, no hace demasiado tiempo

en las frías noches de invierno, al calor de la lumbre se contaban historias y leyendas llenas de un misterio candoroso y trágico. Eran, estas historias, de santos, de almas en pena, de duendes y de ladrones.
 Afuera, la galerna soplaba y parecía que en cualquier momento el tejado de la casa iba a desaparecer entre las fuertes ráfagas de un viento huracanado y, cuanto más silbaba él, más temor producían las historias.

Muchas de las aldeas se perdían entre las montañas y entonces, la única distracción que había se reducía a las visitas a la iglesia y al cementerio.

Bajo estas condiciones muchas de las realidades pasadas  fueron transformándose con el tiempo en historias dantescas sobre brujas, hadas, duendes y muerte.
Existen muchísimas leyendas, sin embargo las más conocida, la más popular y a la que más se le teme es la de La Santa Compaña.

Al anochecer, especialmente en Víspera de Todos los Santos, la frontera entre el mundo de los vivos y de los muertos se vuelve tan tenue, tanto, que es posible que un humano quede  atrapado en este peregrinaje de las almas de los difuntos.

Se dice, que en determinados días y en determinadas circunstancias, la noche se convierte en una procesión de almas en pena, vestidas con túnicas y capuchas presagiando la muerte de algún vecino del lugar. Caminan descalzas formando dos hileras; a la cabeza de las cuales un ser vivo lleva una cruz y un cubo con agua bendita. No descansa nunca, cada noche entra en trance, abandona su hogar y encabeza la procesión, guiando a las almas  a través de caminos y veredas. Despierto no recuerda nada aunque sus piernas muestran los arañazos de las zarzas de los caminos y su rostro va adquiriendo una palidez cadavérica para morir al fin si un sacerdote no lo rescata de su desdichado final. Si fallece, la muerte lo mecerá en el descanso eterno por haber purgado sus pecados en vida.
Una forma de liberarse de esta carga es encontrarse con otro humano mientras se acompaña la peregrinación. La cruz ejerce una atracción sobrenatural sobre la mente  del recién hallado, por lo que se hará cargo sin resistencia alguna a coger la cruz y sustituir al anterior .
Las almas en pena llevan una vela, pero su luz es invisible a los ojos de los vivos, sin embargo su presencia se delata por un fuerte olor a cera y un ligero viento, que no todos los humanos pueden ver. La peregrinación de "A Santa Compaña",es tan sólo visible para algunos seres especialmente dotados.
Se puede intuir su paso por un fuerte olor a cirio y en ocasiones se oyen los aullidos lastimeros de los perros.
Si se viene a Galicia, es importante conocer las diversas manera de ponerse a salvo en el caso de encontrarse con tal lúgubre procesión; pero cuando el miedo es más fuerte que la razón, lo mejor es apartarse del camino e ignorarla, aunque se dice que la forma más segura es dibujar un círculo e introducirse en él y tomar una cruz y rezar. Rezar.


"En la noche fría dejan sus moradas
viniendo a este mundo a expiar sus culpas
más después de las nueve, y en lontananza
multitud de luces caminan sin rumbo.

Sigo la procesión con un hacha de cera
soy una parte de ellos que aterrorizan la aldea
entablo amistad con fantasmas y visiones
bañando en terror a los pobres de espíritu.

           ¡ A Santa Compaña!
Cierra esa ventana y atranca esa puerta
encomiéndate al santo. ¡ A Santa Compaña!
son almas en pena que salen de la iglesia 
con la cruz y vagan por los contornos.

Por la cerradura sacan a los dormidos
para que se unan a ellas y a su tan lúgubre marcha
más pobre aquel que no pase por muerto 
porque le entregan un cirio y ese no vuelve a su lecho"








domingo, 15 de mayo de 2016

LLueve en Santiago.


No se yo que buscaba en las callejuelas que tanto me gustaba perderme en ellas. Oír el latido de la vida, adentrarme en las mismísimas entrañas de la ciudad vieja y antigua, en donde las farolas hablan con su eterno parpadeo en la oscuridad de la noche  mientras el silencio viaja entre luces y sombras.
Es al caer la noche cuando esa luz amarillenta baña las piedras de Compostela y la atmósfera cobra un aire de solemnidad y  misterio.

Si la niebla se apodera de la ciudad, ante nuestros ojos pueden aparecer arquitecturas fantásticas, torres iluminadas y sombras misteriosas. Después, cuando escampa, los charcos del pavimento, reflejan torres, balconadas, volutas, como un mundo arquitectónico invertido. Es entonces inevitable no recordar a Torrente Ballester diciendo: " Que la niebla es el caos de donde la campana va sacando las cosas."

Como yo,  la lluvia y los caminantes han buscado el silencio recogido entre los rincones de las callejuelas gastando las piedras mojadas. Casi se puede retratar el silencio cuando las campanas de la catedral apagan su tañido.                                                                                                         Canción  del Madrigal de Federico García Lorca a Santiago de Compostela 

                                                                                             
El paraguas me resguarda y me cobija.

Me hace creer que viajo dentro de una burbuja del tiempo.
 He vuelto allí donde soñaba con los sueños, de la mano del silencio. Tengo una cita conmigo; voy a mi encuentro y no quisiera llegar tarde. Subo por la Rúa del Villar, paso Fonseca y al cabo doy ya casi el último paso antes de que la Plaza del Obradoiro se abra ante mi.

La veo atravesar la plaza, corriendo bajo otro paraguas y detenerse bajo los soportales.
La observo con curiosidad y me reconozco, feliz, llena de vida y al mismo tiempo ajena a la misma vida; a la senda larga y profunda que traigo yo, mi yo de ahora pegada a las huellas de mis zapatos.

La observo, sin que perciba que la estoy mirando. Me gusta observarme y se que adora ese lugar y por lo tanto la he citado allí con la esperanza de que nuestro encuentro en el tiempo se produzca en una atmósfera de mágico misterio como a ella le gusta. De repente se gira, su mirada recorre cada rincón de su plaza, como a ella le gusta llamarla y... sin querer, se encuentra con la mía. Es joven y por tanto confiada. Me dedica una sonrisa al verme llegar que yo acompaño con otra de igual acogimiento.Nos abrazamos, ella pregunta; yo respondo. Y...
                       Después decidimos seguir buscando el silencio













viernes, 6 de mayo de 2016

FAROS: Los guardianes del mar


Donde terminaba el malecón y empezaba el muelle estaba el viejo faro, blanco y redondo, con una pequeña puerta, una ventana circular hasta arriba y una inmensa linterna.

Si la mar está en calma:
"Desde el balcón más alto de mi faro
pesco con caña
veinte metros de hilo
y un anzuelo de plata"
Emilio Prados
Los faros, esas construcciones altas, recias, orgullosas, que no temen vientos ni tempestades. Siempre alertas, oteando el horizonte con su gran ojo lleno de luz, como un hermoso dragón que vigila la entrada al mundo de los sueños donde, aveces, nos perdemos.
 La noche se ha vuelto fría y la niebla penetra en el cuerpo clavando sus interminables agujas de hielo sobre nuestra piel. 


El mar ruge desde el fondo de sus entrañas, de repente se ha vuelto violento. Grandes y enormes olas se levantan y se enfrentan furiosas con el enorme dragón. Todo se ha vuelto negro y la ausencia de color hace que nuestro miedo crezca por momentos, parece que se ido la vida.
Caballos con crines blancas cabalgan sobre olas gigantescas que fustigan sin piedad una y otra vez las rocas de los acantilados. Las gaviotas se han refugiado en tierra, ninguna sobrevuela ya, sobre nosotros. No hay estrella en el cielo, ni luna ni ningún otro lucero, solo oscuridad, oscuridad y miedo.
Parece que seremos tragados por la espuma de las grandes olas que después de chocar contra las rocas se retiran a enorme velocidad para volver a acometer con más furia, si cabe, la próxima vez.
Pero...de repente, cuando todo parecía perdido, un sonido, un destello de luz aparece entre la densa y fría niebla. 
Completamente mojados y cansados solo nos queda llevar el barco lo mejor posible, pero sólo los bofetones de las olas en los ojos y las gotas que se colaban por dentro del traje de agua eran capaces de sacarnos del letargo o de la muerte repentina.

No olvidaremos los crujidos del barco, los aullidos del viento y el estruendo de las olas al golpear sobre la cubierta, las violentas sacudidas y por y sobre todas las cosas, la sensación de sentirse muy muy pequeño e insignificante ante esta enorme y sorprendente demostración del poder de la naturaleza.

Adormilados por el frío permanecíamos en silencio atados al barco hasta que al fin guiados por la luz y el sonido de la sirena del faro entramos al abrigo del puerto.

Relacionar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...