viernes, 13 de julio de 2018

El agujero del infierno

Al infierno se entra por Galicia

Cuenta la leyenda que, en los días de temporal y cuando el mar penetra en lo más hondo de sus entrañas, se pueden escuchar los lamentos de las almas en pena que vagan entre dos mundos tratando de expiar sus pecados y borrar sus culpas para que las aleje del averno y les permita descansar en paz ya  que sufren tormento en el fuego eterno. Los lamentos son audibles en tiempos de tempestades y dicen que un toro de cuernos de oro protege esta entrada al mundo de los muertos.
Poco puede contemplarse desde su boca, pues las paredes de esta cavidad forman una pequeña barriga que impide que se vea el fondo por más que los visitantes se empeñen en asomarse para intentar adivinar que es lo que yace en las profundidades.
En Galicia existen, al menos, 43 "Infernos", así llamados por el temor que estos lugares infundían en sus lugareños. Cuatro de ellos están en Vigo. Sin embargo, pese a lo pavoroso de su nombre, estos infiernos suelen ser lugares de una gran belleza y de una naturaleza aún no sometida por el hombre.
 De todos ellos, quizás el más conocido sea el "Buraco do inferno". El estruendo del fuerte oleaje de la rompiente oeste de Ons se ve amplificado por este altavoz natural, lo que ha dado lugar a la leyenda de que en la sima se oyen los lamentos de almas penitentes que ansían descansar en paz.



Se encuentra en la zona sur de la Isla de Ons y es una peligrosa caverna de 50 metros que desciende verticalmente hasta el mar. Está lleno de leyendas y supersticiones. Los isleños dicen : " En los días de temporal se oyen los gemidos de las almas atrapadas por el demonio". Probablemente el origen de estas leyendas sea el temor que inspiraba a quien se acercaba a la caverna los sones que emitían los diferentes pájaros que anidaban en su interior.

Y es que este agujero creado por el batir del mar en las rocas, fue cuna de leyendas y mitología para nuestros antepasados, los que desconociendo su origen natural, entendieron que los sonidos que de allí salían solo podían ser los propios del purgatorio y de las almas que en él estaban siendo castigadas.


La magia de las leyendas es que nos permite viajar a mundos que nunca hemos visto.
El Parque Nacional Marítimo- Terrestre de las Islas Atlánticas engloba los archipiélagos de las islas Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada.
 Estas islas mantienen un pasado en común, pues originariamente conformaron una misma sierra montañosa que, debido a los movimientos de las placas tectónicas y a la subida del nivel del mar, crearon las rías y las islas que conocemos.

Ons es, pero sobre todo fue, una isla habitada. Hoy en día, durante todo el año habitan en ella menos de 10 personas de lo que fue una población de 500.
En esta isla nos encontramos con un espectacular mirador, de nombre Fedorentos, debido a los olores que producen los residuos naturales como las algas y otros organismos traídos por las mareas.

También la caída de los ríos por su rugido, da lugar a distintos "infernos" en las cuatro provincias gallegas.

En Vigo se registran cuatro puntos que aluden al fuego eterno. Dos de ellos se hallan en la cara oeste de la isla de Monte Faro, donde el Atlántico bate contra los acantilados profiriendo fuertes alaridos, especialmente en los momentos de temporal.
Los otros dos puntos se concentran en la inmediaciones del Hospital Álvaro Cunqueiro.

domingo, 1 de julio de 2018

COSTA DA MORTE


Mucho se puede aportar para acabar con la falsa leyenda de la Costa da Morte  ( Costa de la Muerte) como lugar de aldeas dedicadas  a provocar naufragios y saquear buques, que ni siquiera es leyenda popular sino literatura foránea.
 En cuanto a la LEYENDA NEGRA, los naufragios en la costa próxima al cabo Finisterre a finales del Siglo XIX de una triada negra  de barcos ingleses con grandes pérdidas de vidas humanas, causaron una serie de controversias políticas nacionales. Levantaron una pseudo literatura y artículos  de cierto sabor naturalista escabroso y malintencionado. Decían que aldeas se entregaban al oficio de causar el naufragio de barcos, a la matanza y al pillaje organizado.
 Nunca hubo mafias, ni siquiera una mínima organización, una aldea dedicada al naufragio de barcos en la Costa da Morte. Nunca en ningún juicio, ni testimonio, se mencionó tal cosa; nunca. Otra cosa es el robo de mercancías llegadas a la costa, el intento de "pillar algo" de un barco abandonado o con escasa vigilancia, querer obtener algún provecho de un despojo marino. Eso lo hubo y lo sigue habiendo en todas las costas del mundo.
La primera vez que aparece la mención de falsas luces en la Costa da Morte la tenemos en un artículo  de 1882 del periodista Alfredo Vicenti en la Ilustación Cantábrica, tratando del naufragio del Sunrise, en ese año 33 tripulantes de este barco inglés fueron salvados por un marinero de Finisterre y sus dos hijos de 11 y 9 años. Vicenti lo pone como ejemplo de valor para acabar con la calumnia a estas gentes porque: “ hasta hace poco se decía que en las noches de temporal, en esta comarca agitaban antorchas con objeto de atraer a los buques a las piedras y aprovecharse luego de los restos del naufragio”
No hay un solo dato, una sola prueba escrita, ni siquiera una mención, ni una linea de un tripulante , de un armador, de un supuesto testigo de un naufragio sucedido en la Costa da Morte, que afirme en los dos últimos siglos que un barco naufragara víctima de luces en tierra, faroles, malas acciones de las gentes de Finisterre. Al contrario, son cientos las alabanzas al salvamento y atención de náufragos con riesgo de pérdida de vidas y muertes de los vecinos de las pobres aldeas de pescadores de la Costa da Morte.
La historia de falsas luces que confunden navíos es absurda, máxime en las condiciones de la Costa da Morte, en donde sucedieron cientos de naufragios de barcos enfrentados a una costa a sotavento con borrasca, poca o nula visibilidad, sin haber tomado marcas anteriormente. Un lugar de promontorios donde las luces están para alejar, no para atraer. En Finisterre las luces, los faroles no sirven para nada ni en la espesa niebla. Y en medio de terribles tormentas, fuertes aguaceros, ¡ qué luz, qué farol se prendería, qué ser humano ni atajo de mulas podía estar a la intemperie en calas imposibles, sin caminos esperando un barco!
Las causas naturales se llevan la palma en la lista negra de los siniestros marítimos, como sabe cualquier navegante  que conozca la región y nada tiene que ver con las pobres aldeas de pescadores, vivero de marinos de la base naval de Ferrol o de la Real Armada.

lunes, 25 de junio de 2018

La Santa Compaña, no tan Santa

" La denominación Santa Compaña es errónea, a pesar de su éxito literario. La Compaña puede ser muchas cosas, pero Santa, desde luego que no " Antonio Reigosa Carreiras en Diccionario dos seres míticos galegos.


Cuando llegan las doce de la noche una procesión de almas en pena se apodera de los caminos. Sus integrantes van envueltos con sudarios o sábanas blancas y descalzos. Esta siniestra estampa es acompañada por el tintineo de la luz de los candiles, velas o huesos ardiendo. Las luces no se ven, solo se percibe el olor de la cera que arde y de la Compaña. Solo se percibe el rumor del viento a su paso y un miedo  desde luego comprensible.

Suelen ser cinco:
- el portador de la cruz que recoge en la iglesia.
- el que lleva el caldero con el agua bendita y el hisopo.
-el que lleva una campana y el farolillo.
- el que lleva un peto de ánimas
- y finalmente el que lleva el estandarte.

En ocasiones van acompañados por lo que se llama " visión", que es un féretro llevado por los de la Compaña precediendo al que va a morir.

En ocasiones le acompaña un "vivo", que está condenado a vagar toda su vida con ellas  a no ser que consiga deshacerse de la cruz pasándosela a otro vivo.
A veces destaca una figura espectral, alta y extremadamente delgada, con cara de esqueleto, la Estadea, que es quien posiblemente dirija la Compaña.

Si una persona ve la Compaña, ésta posiblemente muera en los próximos días, o si se da el caso de que la procesión lleve el féretro, en él irá la persona del pueblo que morirá a los tres o cuatro días probablemente.


La Compaña es propia de los caminos de Galicia, Norte de Portugal y Asturias  (la antigua Gallaecia).
Los difuntos de cada parroquia responden a la llamada del que lleva más tiempo enterrado; éste se levanta de la tumba, entra en la iglesia para coger lo que necesitan y, puntualmente, a las doce, se ponen a  andar por los caminos. Algunas personas dicen que salen todos los días del año, otros que solo en las noches de determinadas fechas o días de la semana ( viernes y sábados) o algunos meses del año ( marzo, octubre y diciembre).


En Galicia existe un poder, o extraña facultad, que permite a ciertas personas ver a las almas en pena y por tanto a la Compaña. A esta cualidad se la conoce como " corpo aberto"  ( cuerpo abierto ) y permite al que la tenga ver a las almas en pena.
Si se ve a la Compaña y esta no intenta contactar con el individuo, lo que logrará ver es una especie de preludio del funeral de un vecino  que está próximo a morir.
El vivo lleva la cruz, encabeza la Compaña. Es hombre si el santo patrón de la parroquia es varón, y será mujer, si la patrona de la parroquia, es una santa. El portador de la cruz tiene que acudir siempre a la llamada de la Compaña y empezar puntualmente la marcha y tiene, además, la obligación de guardar silencio sobre su actividad nocturna, que es visitar las casas de los que están próximos a morir o les dejan también, si no, un ataúd en la puerta como aviso.
Ahora que el mayor peligro de encontrarse a la Compaña es sin duda si le acompaña un "vivo" y este intenta librarse de la cruz.

Para evitar cogerla debes saber que lo mejor:

- es llevar los brazos cruzados
- es tirarse al suelo y hacer el muerto, boca abajo.
- hacer un círculo con una cruz y quedarse dentro de él hasta que pase.

Pero desde luego lo mejor, es que te apartes de los caminos a esas horas de la noche. La Compaña no puede salirse de ellos. Asi que... huye.















jueves, 14 de junio de 2018

Música tradicional gallega

En el Atlántico encuentro un horizonte que me habla, para yo poder expresarme más alto y más claro. Ese mar que nos une transvasa músicas de ida y vuelta en un eterno navegar de sentimientos. UXÍA. 


Galicia tiene una gran tradición musical con muchos ritmos e instrumentos distintos, aunque su instrumento más típico es la gaita y sus ritmos musicales más conocidos son la muiñeira y los alalás.
El carácter particular de la música gallega es que es suave y melancólica, tiene los matices necesarios para hacer que sea dulce, cadenciosa, penetrante y entrañable; no cabe duda que en armonía con el paisaje gallego.

El ritmo más representativo es la muiñeira ( molinera); su origen se relaciona con la espera en  los momentos en que se iba a moler el grano al molino, pero también existen otras danzas y cantos populares como la pandeirada, jota gallega, alborada, alalás etc y los instrumentos : la pandereta, el tambor, el pandeiro, las conchas de vieira etc.

La pandeirada, se ejecuta al comienzo de un festejo, a modo de llamamiento a la alegría. Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días la mujer ha sido la encargada de tocar (el pandeiro) o acompañar su canto.
La jota gallega, era en su origen, un baile de coqueteo.
La alborada, luz del alba, es una melodía cantada al amanecer, cuya dulzura embelesaba a los celtas hace más de 400 años.Hoy en día es básicamente instrumental.
El alalá, es la música más primitiva del folclore gallego: son cantos interpretados  "a capela" y son unos de los cantos más característicos, de antigüedad y ascendencia tan remota como el canto gregoriano.Son la canción de una madre a un hijo, el lamento de los emigrantes, la canción de los trabajadores de la tierra, el dolor y la pobreza de la sociedad rural gallega, las palabras de amor de los enamorados, la expresión de la morriña y saudade que tanto caracteriza nuestra forma de ser.

El aturuxo es, en cambio, un grito gutural, agudo y prolongado. Emitido durante romerías y diversiones con diferente frecuencia e intensidad, según el espíritu festivo de los presentes;semejante al canto del gallo al despuntar la aurora, que en la época de los primeros pobladores de Galicia, exhalaban después de sus oraciones en el bosque sagrado, rindiendo adoración a la luna. Actualmente se lanza en las fiestas o foliadas, o bien como desafío entre dos grupos.
Es, en cualquier caso, la música gallega es un acariciar de sentimientos y emociones.

lunes, 30 de abril de 2018

Exposición

El mar, la playa y yo. 

Exposición en " O cafeciño"  ( Ramallosa, Nigran : Pontevedra) durante el mes de mayo



miércoles, 11 de abril de 2018

Os Ancares

Galicia es... hermosa, es dulce y acogedora, es bella y valiente, pero también brava de cumbres con alturas que rozan los 2000 metros.
Es un terreno de sorpresas, de caminar despacio para perderse sin prisa por multitud de rincones serpenteados por ríos que rumorean su habla secreta que acaso solo entienden los álamos, alisos y fresnos que los guardan.
Sus ríos encajonados se abren paso entre montañas de empinadas laderas. Montañas redondeadas por la erosión con fuentes de aguas ferruginosas  a las  que la sabiduría popular le atribuye  propiedades curativas.
Los Ancares principalmente es un espacio de media montaña lleno de contrastes climáticos.El contraste entre las alturas de sus montañas y la profundidad de sus valles le otorga la belleza a sus paisajes.
Visitar los Ancares es recorrer despacio sus valles, adentrarse en sus aldeas para a veces charlar con sus gentes siempre amables. Otras veces es respirar la magia y la tristeza que emana de una aldea abandonada. 
En primavera brotan multitud de regatos por doquier, alimentando de color verde intenso los prados y los brotes jóvenes del bosque, los tintos y blancos de los brezos, los amarillos de los tojos... 

En verano, el verde de los prados y bosques se vuelve intenso en contraste con con el amarillo de las praderas agostadas.
En otoño aparece todo un festival de matices, con pardos, amarillos, rojizos y ocres de los bosques de hoja caduca que alternan de nuevo con el verde de los otros árboles de hoja perenne.
Y ya el invierno, lejos de ser una estación triste tiene su encanto con las nevadas. Troncos con sus ramas cubiertas de musgos y líquenes cuando las nevadas aumentan consiguen un paisaje menos quebrado y mas suave en ondulaciones.

Se encuentran testimonios antiquísimos de la vida humana entorno a estas cumbres siendo la reina de la arquitectura tradicional de esta zona: las pallozas con muros circulares adaptados a las circunstancias especiales del terreno donde se encuentran enclavadas. Viviendas que reunían a hombres y animales bajo un mismo techo y en un mismo espacio.
Además de la riqueza de su fauna y de su flora, el que habita aquí, en los Ancares, es el Silencio. Es un mundo de silencios donde la música la ponen el viento y los arroyos dándole la virtud de la humilde quietud a estos valles con sus lomas y quebradas sembradas de aldeas desperdigadas en las partes más insólitas.
Ancares no se distingue por sus monumentos, es tierra montaraz y caprichosa, partida por mil arroyos desparramados en mil direcciones, elevada hacia el cielo donde la naturaleza manda mucho más que el hombre.
Conocer y valora los Ancares es una satisfacción, conservarlo nuestra obligación.





domingo, 1 de abril de 2018

El Teixedal de Casaio, el bosque perdido

En la vertiente norte de las montañas más altas de Galicia, el macizo de Peña Trevinca, se encuentra el teixedal de Casaio.
 El valle de Casaio, es como un paisaje lunar formado por montañas de escombros de las minas de pizarra.
 Bordeando el curso alto del río San Xil, a 1350 metros de altitud, distinguimos las manchas oscuras de los tejos, mezcladas con abedules, acebos, robles y serbales; los últimos que resisten de una historia que se extiende a lo largo de millones de años. Apenas cuatrocientos o quinientos ejemplares. Es el único bosque que queda en Galicia.
Los tejos son una de las especies más longevas, pues pueden alcanzar los dos mil años de edad. Siempre han estado rodeados de leyendas. Los celtas los utilizaban para adivinar el futuro y, los cristianos los plantaban en los cementerios como símbolo de la vida eterna. El veneno que contiene su madera y sus hojas produce la muerte por parálisis respiratoria.
Los celtas del monte Medulio, últimos defensores de la independencia de Gallaecia frente a los romanos, lo utilizaron para suicidarse antes de rendirse ante los conquistadores, ingiriendo ese fruto rojo tan llamativo.
Un árbol excepcional, que una vez estuvo extendido por toda Galicia, pero del que hoy casi no quedan ejemplares y en ningún caso formando bosques, salvo en el Teixedal de Casaio, en las tierras más inaccesibles y menos conocidas de Galicia. Es una de las pocas reservas de tejo existentes en el planeta, restos de un antiguo bosque atlántico de la época Terciaria.
La época ideal para apreciar la belleza de este singular bosque es en pleno otoño, cuando los frutos de los acebos y los colores de los tejos nos regalan un hermoso paisaje natural.

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