domingo, 8 de noviembre de 2015

O meu país: a terra mais amada


Traducción: 
 Mi país es verde y nuboso
Es melancólico y antiguo, es una tierra y un suelo.
Mi país, labrador y marinero.
Es un rincón sin tiempo que duerme perezoso



Que se calienta en el hogar, allá en el robledal.
Se echa a reír.
Es una hoja en el viento, aliento y desaliento,
Mi país, tejiendo su historia,
Muiñeira y caminante, esconde su verdad.
Mi país, saluda al mar abierto
Escucha el barlovento y se pone a caminar
En dirección a metas sin nombre, van filas de hombres
Y sin fin
Tristes campos de algún lugar, caminos para ninguna parte.
Mi país
Mi país en las noches de invernía
Dibuja su agonía, en un viejo, en un chaval.
Mi país de leyenda y maruxías
Espera nuevos días marchando a vagar
por las pendientes y herencias
Nace y muere una esperanza en el porvenir
Es una hoja en el viento, aliento y desaliento
Mi país.



Muchos son los pueblos galaicos que formaron  nuestras raíces, estas, que se hunden profundamente en nuestra tierra y que son nuestro origen más lejano en el tiempo. Eran los habitantes  de nuestros castros y los dueños de estas tierras fértiles donde el ganado pastaba libremente hasta que llegaron los celtas y se asentaron en el lugar.
La tierra que más amamos tiene inviernos de nieve en sus montañas, es acariciada por la lluvia que empapando la tierra, la abre en un millón de fuentes. La surcan mil ríos y la bañan las aguas de un hermoso océano y un precioso mar.

El paisaje es la estética de nuestra vida. De montaña, de valle, de costa, de mar, de río...Todos ellos se combinan y hacen de esta tierra un lugar maravilloso y armónico.

Al final de cualquier sendero, siempre hay una cumbre desde donde el paisaje nos muestra toda su belleza; desde el profundo verde de los valles, donde los saltos de agua en libertad buscan su destino final ,desde el precipicio hasta los picos más escarpados que se alzan hacia el cielo rodeados de nieve.

Abajo en los valles verdes, el cielo se viste de azul-gris y un tímido sol  se asoma entre las nubes y entre sombras de niebla, atraviesa la inmensidad de ese color verde que nos rodea. Al atardecer, el verde del prado se tiñe de oscuro, mientras aparece el silencio que precede a la luna.
Luego. están los ríos, que los hay a cientos, siguiendo el paisaje y saltando por las laderas, buscan la serenidad de los cañones, en ellos beben los gatos monteses, el corzo, el jabalí la nutria y las ardillas que saltan de rama en rama buscando los pinos y las ricas nueces de los nogales.
El bosque se viste de múltiples colores a partir de la primavera hasta que cae la última hoja en otoño.
Amanece con bruma mansa que empapa la tierra y a través de ella se cuela un sol muy tímido que matiza todo lo que hay alrededor. Clarea, a veces, más allá de mediodía y por la tarde el cielo se vuelve de un gris plomizo de lluvia. Todo está animado en este bosque, el mismo que los celtas llamaron "Lubre" y lo convirtieron en un lugar sagrado.

Luego están las rías, con sus mareas y sus atardeceres, con ese mar que te habla desde el fondo de su corazón y al que han vuelto muchos de nuestros jóvenes, ahora en estos tiempos difíciles, al mar de sus abuelos

.


Siete son las ciudades gallegas y siete sus símbolos y siete son los caminos jacobeos. Siete maneras de vivir y de soñar.



No cabe duda que la magia de Galicia está en sus meigas y meigallos, en sus druidas y merlines, pero...también es mágica por naturaleza.



Si. La magia está aquí por todas partes. En la tierra y en el agua, en el mar y en los ríos, en sus rúas y en sus piedras bañadas por el agua y por la luz de la luna. En este entorno natural donde suceden muchos de los milagros y se conceden muchos de lo sueños.








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