Sabemos que las leyendas solo son leyendas, pero también son la historia no escrita de un pueblo, que nadie quiso escribir.
Es la noche del fuego. Donde el pasado, presente y futuro se funden en un solo momento. Fuerzas, poderes, virtudes, encantos, maleficios, deseos y rituales acuden a la llamada del fuego.
El fuego se enciende para que imiten en la tierra el gran manantial de luz y calor en el cielo haciendo referencia al sol, otros aseveran que el fuego es purificador que destruye todas las influencias de brujas, demonios y monstruos.
En las leyendas perviven remotos mitos donde la naturaleza se personifica adquiriendo propiedades benéficas; afloran por doquier brujas, espíritus malignos. La jóvenes adivinan que profesión tendrá su novio, el rocío cura enfermedades y el fuego destructor de hechizos se convierte en sustancia purificadora.
El aire se carga de un misterio mágico que lo impregna todo. La música que el pueblo tañe alrededor de la hoguera está impregnada de una sensación mágica que lleva intrínsecamente el poder del conjuro hacia los espíritus y fuerzas malévolas. En esta noche mágica se baila hasta el amanecer tanto para crear un ambiente festivo como para ahuyentar a los espíritus del mal.
Se sabe que el hombre primitivo siempre tuvo miedo a la oscuridad y a partir del solsticio de verano el día iba menguando y la noche crecía haciéndose cada vez más poderosa. Era necesario vigorizar el sol encendiendo las hogueras, danzando a su alrededor e incluso saltándolas.El fuego daba luz y también les libraba de los maleficios. Creían que las fogatas eran una parte del astro solar y se les atribuían las mismas propiedades mágicas.
Al anochecer los mozos se llaman a gritos por las aldeas carreteando toda clase de objetos que arrojan cada uno a su montón. Conforme anochece, la gente se reúne y llegada la medianoche, se le prende fuego, se alzan las llamas que poco a poco empiezan a chisporrotear en todas direcciones. Comienza, entonces, el bullicio y la alegría alrededor del fuego y después lo saltan ritualmente porque el fuego en esta noche mágica es poseedor de virtudes, aleja enfermedades y destruye poderes malévolos.
El fuego se enciende para que imiten en la tierra el gran manantial de luz y calor en el cielo haciendo referencia al sol, otros aseveran que el fuego es purificador que destruye todas las influencias de brujas, demonios y monstruos.
En las leyendas perviven remotos mitos donde la naturaleza se personifica adquiriendo propiedades benéficas; afloran por doquier brujas, espíritus malignos. La jóvenes adivinan que profesión tendrá su novio, el rocío cura enfermedades y el fuego destructor de hechizos se convierte en sustancia purificadora.
El aire se carga de un misterio mágico que lo impregna todo. La música que el pueblo tañe alrededor de la hoguera está impregnada de una sensación mágica que lleva intrínsecamente el poder del conjuro hacia los espíritus y fuerzas malévolas. En esta noche mágica se baila hasta el amanecer tanto para crear un ambiente festivo como para ahuyentar a los espíritus del mal.
Se sabe que el hombre primitivo siempre tuvo miedo a la oscuridad y a partir del solsticio de verano el día iba menguando y la noche crecía haciéndose cada vez más poderosa. Era necesario vigorizar el sol encendiendo las hogueras, danzando a su alrededor e incluso saltándolas.El fuego daba luz y también les libraba de los maleficios. Creían que las fogatas eran una parte del astro solar y se les atribuían las mismas propiedades mágicas.
Al anochecer los mozos se llaman a gritos por las aldeas carreteando toda clase de objetos que arrojan cada uno a su montón. Conforme anochece, la gente se reúne y llegada la medianoche, se le prende fuego, se alzan las llamas que poco a poco empiezan a chisporrotear en todas direcciones. Comienza, entonces, el bullicio y la alegría alrededor del fuego y después lo saltan ritualmente porque el fuego en esta noche mágica es poseedor de virtudes, aleja enfermedades y destruye poderes malévolos.
En Carballo, la construcción de la hoguera se hace en el cruce de caminos, es para que no entren las meigas; en Santa Comba para quemarlas y en Malpica para echarlas fuera.
La hoguera de la plaza tiene un significado especial, su localización es altamente significativa, tiene connotaciones catárticas y simboliza que, por lo menos una vez al año, el pueblo se hermana, reuniéndose numerosos vecinos en torno a ella, la principal de la localidad para purificar las rencillas vecinales y quemar a los espíritus malignos.
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