martes, 12 de diciembre de 2023

Pisa das castañas


Sierra do Courel. Un paraje único e impresionante

De una belleza infinita. Montañas, bosques, ríos, pozas, cascadas, castros, restos romanos, castillos medievales...El Courel nos habla de la historia, la esencia y la naturaleza de Galicia.

Algunas de sus cumbres alcanzan los 1600 metros desde donde podemos observar árboles centenarios, entre los que destacan los castaños y los robles.

En cualquier época del año luce impresionante, en la radiante primavera, en el cálido verano y suave otoño o en el blanco invierno.

De aquellos tiempos quedan los magostos que reúnen en otoño a los vecinos de tantos pueblos, sobre todo en el interior de Galicia. Cuando la castaña era, a veces, la única garantía que podía proteger a las familias de un mal invierno o de una peste. había que hacer todo lo posible para conservarla.

Así se entiende que se mantengan celebraciones como la Fiesta de la Pisa de la castaña en la aldea de Froxán ( Folgoso do Courel).

Para que los frutos del castaño se conserven mejor y aguanten durante todo el invierno, hay que secarlas para evitar que se pudran. 

El elemento clave es el humo del Sequeiro en cuyo piso inferior se hace una pequeña hoguera y el humo asciende por las hendiduras de la madera en forma de cuña hacia el piso superior donde se extienden cientos de kilos de castañas.





La Pisa y el Abandoxado

Una vez que el secado llega a su punto óptimo. llega el momento de la Pisa que es lo que da el nombre a la fiesta. Las castañas se introducen en una tela alargada cerrada por ambos extremos y dos personas comienzan a batirlas. acompasando los movimientos contra un tronco forrado de cuero- de esta forma la corteza y la cáscara se se separan del fruto. Una vez batido el contenido de la tela, se introducen en una cesta y se lleva a donde tiene lugar el abandoxado.

Un tablero de madera semicircular, cerrado por los lados, la destreza de los más veteranos de la pisa y la física hacen el resto. Con un movimiento delicado, la cáscara y la corteza caen al suelo, mientras que el fruto más pesado queda arriba.

Una vez que el cribado es suficiente, las castañas, se meten en un saco y ya están listas para el invierno.

Es una ceremonia que hace revivir a Froxán. Con la fiesta en la aldea, donde viven poco más de 10 familias durante gran parte del año, esta se llena de visitantes y por las calles corren niños que con instrumentos y cantos animan y nos sumergen más en la  la tradición. 

                                 Así se mantiene el vínculo con la tierra

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