"Vengo del país de la lluvia eterna
Vengo del fin del mundo.
Soy de donde el agua muda la eternidad en melancolía y la melancolía se torna en nostalgia perenne.
Vengo de la más hermosa tierra que la naturaleza, en su eternidad, pudo parir.
Vengo de la piedra y el viento del norte, gélido y eterno.
Soy del país que los hombres llaman Galicia.
Soy de la tierra que los dioses quisieron llamar ETERNIA."
Galicia, es tierra envuelta tantas veces en niebla grisácea que hace que todo sea misterioso. Cualquier ser extraño y maléfico puede existir escondido en ella mientras avanza entre los árboles del bosque y entre los valles envolviéndolo todo en una luz suave, clara y tamizada por las sombras. Hace que puedas viajar en el tiempo y escuchar antiguas historias olvidadas que ya sólo ella recuerda.
Amparada llega la noche, el mundo parece pararse, todo es silencio, todo es serenidad. Se prepara para el atardecer y, las criaturas de la noche comienzan a despertar. Las sombras se extienden, huele a tierra húmeda, brotes frescos. Se oye el agua del río, las hojas que se mueven con la brisa y en lo alto, una luna quiere asomarse entre las nubes.
Allí, en los caminos donde el viento silba y azota la lluvia, en las fragas umbrías, en las encrucijadas de los caminos podemos encontrarnos con estos seres misteriosos, mágicos y, notar su presencia mientras un escalofrío de miedo recorre nuestro cuerpo.
Si de noche has de cruzar caminos en Galicia habrás de tener cuidado con una de las Meigas que habitan en esta tierra. Su aspecto de anciana no llamaría la atención de nadie, de no ser porque las prendas que lava en el río están siempre manchadas de sangre. Ésa es su condena ya que, mató a su hijo recién nacido y debe limpiar las ropas ensangrentadas noche tras noche durante toda la eternidad.
Ella pide ayuda, pero no te detengas, ni la mires si quiera, porque aquél que intenta ayudarla desaparecerá para siempre.
A LAVANDEIRA DA NOITE
"Era unha noite de lúa,
Eu pasaba po-lo río
Da volta da muiñada.
Topei unha lavandeira
que lavaba ó par da auga.
Ela lavaba no río
E unha cántiga cantaba.
Moza que ves do muiño
Moza que vas po-la estrada
Axúdame a retorcer
Miña sábana lavada.
Desparece a lavandeira
como fumeira espallada
onde as sábanas tendera
Poza de sangue deixara.
Era unha noite de lúa
Era unha noite clara"
Y para protegerse de las meigas dañinas:
Colocar una escoba vuelta del revés tras la puerta de entrada.
Llevar un diente de ajo.
Tener en casa ramas de laurel.
Y por último poseer colgantes de distintas piedras que sean capaces de rechazar encantamientos.
¡ Eu non creo nas meigas, pero habelas hainas!
Y como en todo, y... siempre, que cada cual saque sus propias conclusiones.
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