Es Primavera, aunque aquí en Galicia esto no es sinónimo de tiempo estable, sin embargo eso no impide que los vecinos de algunos de estos pueblos de las Rías Bajas recorran praderas y casas vecinales recolectando flores y hojas que serán los elementos principales en la confección de alfombras florales.
El pueblo entero se echa a la calle en la víspera de la festividad del Corpus Cristi. En cada portal están reunidos los vecinos deshojando las flores frescas que han recogido en las últimas horas. Es ya una tradición la elaboración de alfombras florales para la procesión que al día siguiente pasará por las calles escogidas, engalanándolas.
De abuelos a padres y de hijos a nietos esta tradición se mantiene desde hace 150 años. Largas horas de trabajo de hombres y mujeres, que año tras año, entregan sus ratos de ocio en recoger y deshojar las flores.
Sólo la admiración que despiertan compensa el grandísimo trabajo que requieren y el escaso tiempo que lucen impecables.
Un mes antes, los vecinos comienzan el minucioso proceso de recolectar plantas y flores.
Las abuelas son las encargadas de revelar los secretos de este arte para que no se pierda en el olvido.
Mirto, tuya, mimosa, son algunas de las plantas más empleadas para marcar los contornos y realzar los fondos de los diseños, mientras que los pétalos más vistosos de - rosas, claveles, tulipanes, hortensias...- se destinan para los motivos centrales de las alfombras.
El momento más importante es el trazado y la ornamentación de las alfombras en el suelo, que ocupan todo el ancho de la calle y suelen tener una dimensión mínima de 10 metros y se realiza la noche anterior al día de la procesión hasta altas horas de la madrugada, cuando las calles quedan cerradas al tráfico.
Aparece aquí la creatividad de los alfombristas con composiciones únicamente florales y composiciones en donde combinan arenas y otros elementos vegetales. El resultado es un precioso tapiz que tiene pocas horas de vida.
Aquí, lo más importante es conservar una tradición que Galicia comparte con otros lugares del mundo.
Son más de un kilómetro de mantos vegetales.
Aquí, lo más importante es conservar una tradición que Galicia comparte con otros lugares del mundo.
Para cada composición hace falta por lo menos el trabajo de un centenar de personas. Los que las confeccionan tienen que esperar al último momento para recolectar flores frescas y adornar con ellas los motivos florales y que según, los alfombristas, lo más complicado de esta tarea es el deshoje de la flor.
Son más de un kilómetro de mantos vegetales.
No sólo Ponteareas se viste de color en estas fechas también los pueblos de Baiona y Redondela cubren sus calles de aromas y colores. Huelen los pueblos a rosa, clavel, hortensia, acedera, tuya y pino, entre otros aromas vegetales.
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