domingo, 6 de noviembre de 2022

BRAZOS PRA SEITURA

La seitura era una operación que se realizaba a principios de verano.  Consistía en hacer la siega, normalmente del centeno o de cualquier otro cereal.

Era un trabajo tradicional del agro gallego, que consistía en segar la planta del centeno o trigo para después, en la malla, separar el grano de la paja y posteriormente almacenarlo en las tullas para consumirlo durante el año: hacer pan, alimentar a los animales y  sembrar al año siguiente.

Debido a las condiciones climáticas, en Galicia, tradicionalmente, se cultivaba mayormente el centeno y no el trigo; de ahí que en la Galicia central, hasta hace bien poco al pan, se le llamaba centeno.

Hasta la década de 1970, en  la que fue generalizada la introducción y generalización de los aperos mecánicos, un día de seitura consistía en hacer la siega del centeno normalmente.

Como era un trabajo colectivo, en el día señalado( un día de sol, 25 de julio, y como dice el refrán;
polo San Xoán sécalle unha raíz ó pan, polo San Pedro sécalle a do medio e polo Santiago fouciños ó agro ) el dueño de las leiras llamaba a una cuadrilla de hombres y mujeres, algunos a jornal, otros por razones de vecindad y ayuda mutua y otros por ser familiares. El caso es que todos ellos se presentaban en la casa del dueño nada más romper el día, provistos de los aperos necesarios para la labor que iban a realizar; los hombres con fouciños y las mujeres y los niños solo con ganas de trabajar.
Era costumbre ofrecerles de almuerzo caldo recalentado y torresmos con pan o leche.
Había que aprovechar las primeras horas del día, ya que el calor podía provocar que el grano se perdiera.

Ya en la leira, los hombre en filas iban segando la paja y poniendola en feixes. No era raro que hubiera una gran competencia entre los segadores más afamados de cada lugar. Antes de comenzar la jornada se afilaban los fouciños en la muela de casa y después cada segador iba provisto de una pequeña piedrita que utilizaba `para afilar el apero si este se quedaba sin filo.

Era raro ver a una mujer segando, ya que el trabajo reservado para esta era coger el feixe de paja, sacudirle los fentos u otras hierbas malas que llevase y atarlo con una hierba de la misma paja hasta hacer un mollo.
Los niños, algunos de solo cinco o seis años, recogían, detrás de las atadoras, las espigas que iban quedando por el suelo. También tenían que ir a la fuente más próxima por agua fresca que recogían en unos porrones de barro para los trabajadores y encargarse de guardarlos a la sombra para que el agua no se calentara. Otros se dedicaban a recoger "pan de millo" que luego se vendería.

Cuando el calor apretaba, lo normal era retirarse. Bien para comer en una carballeira o en la casa del dueño, que tenía la obligación de ofrecerles la comida, que era el único pago para muchos de ellos.

Una vez segada una leira, lo normal era trasladarse a otra del mismo propietario si no estaba muy lejos y había tiempo suficiente en el día. El último trabajo era ya amontonar los mollos en montones perfectamente construidos que protegían el grano de los pájaros y posibles inclemencias del tiempo ( la espiga se escondía en el interior del montón y fuera solo quedaba la paja) hasta que se trasladaban a la era para hacer la meda una vez rematada la siega.

Normalmente en la construcción de los montones participaban los más viejos, que eran los que dirigían este trabajo o también lo hacían ellos mismos, mientras los niños les traían los mollos esparcidos por la era. Era costumbre que las mujeres fueran provistas de medias bien gordas o bien de pantalones para evitar así las heridas de las cañas.
Esta manera de hacer la seitura resistió inalterable durante siglos, hasta que a finales de la década de 1960 y principios de 1970 aparecieron las segadoras mecánicas que sustituyeron a los fouciños  aunque los mollos y los montones siguieron haciéndose igual, lo mismo que el trabajo de las atadoras ya a mediados de la década de 1980 llegaron las recolectoras que hacían a un tiempo la siega y la malla.

"O vento da emigración arrasou a nosa terra.
Os vellos laian, os nenos berran.

Hai anos cincuenta
Hoxe nin vinte hai
Chega o mes da sega 
¿Quen seiturará? Quince na Suiza.
Doce alén do mar
Tres no sul de Francia 
¿Quén seiturará? Dos vinte que quedan
Dez a traballar
Sete que son nenos
¿Quén seiturará? Tres vellos que gardan
a morte a chegar
co corpo engurrado
¿ Quén seiturará? Homes e mulleres
Hai que sementar
a nosa verdade.
Por ela loitar. Pechemos as portas
Que no fuxan mais
Pois si se van todos
¿Quén seiturará?

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