miércoles, 20 de abril de 2022

La leira del mar Tiempo de sementar

Cando a rula comeza a rular, colle o fol e vai sementar-




Hubo un tiempo en que los agricultores observaban que las fases de la luna influían en la producción de los cultivos, estimulando la rápida germinación o retrasándola.  


No está muy claro si es por la luz lunar, como aseguran unos ó por la gravedad de la luna sobre la tierra cómo aseguran otros. No se ha demostrado científicamente, pero lo que está claro es que influyen las fases de la luna en la savia de las plantas, al igual que en las mareas, por lo que se ha creado un calendario de siembra que favorece nuestros cultivos.

Así se siembra en la "leira" del mar

Realizar  la resiembra en la playa con nuevos ejemplares juveniles es lo que garantiza el futuro de las mariscadoras.   Quien tiene un barco pesquero, tiene una leira debajo del mar. Aquí , también se pasa el arado, un tractor hace las veces. No le hace ningún daño al fondo. La relación entre cantidad de suelo y semilla la establecen los biólogosTodos los años, se compra semilla, se prepara la zona donde se va a echar, arando con el tractor para que se entierre antes de que venga la marea.

 Al principio a penas son visibles, pero a lo largo de un tiempo esos ejemplares de almejas crecerán desde los nueve a los dieciséis milímetros para terminar con los cuatro centímetros que alcanzarán en su madurez cuando estarán listos para ser recogidos, aunque durante este tiempo deberán lidiar con bastantes enemigos:


" A ameixa babosa quérea todo o mundo, os caramuxos, os cangrexos..." Un manjar muy codiciado que se ha topado con otro depredador que está aguando la fiesta de manera especial en la ría de Pontevedra: la estrella de mar.


Se ha autorizado por la Consellería do Mar colocar nasas para evitar que destrocen todo el trabajo realizado. " polo menos ata que as ameixas non acaden o tamaño suficiente para enterrarse baixo a area e permanecer ocultas aos ollos dos cazadores". 

Y por el camino, a lo largo de esos 24 meses de espera, muestreos para seguir su crecimiento y controles para vigilar a las especies que acechan sus cultivos. Las algas del verano son especialmente nocivas para las almejas, hay que retirarlas a tiempo si no, estas mueren asfixiadas. "Los furtivos del bañador", son otros enemigos que se deben combatir con vigilancia de guardacostas o ellas mismas, las mariscadoras, se encargan de hacer turnos para evitar el furtivismo.




 Están curtidas por el esfuerzo del trabajo físico, no importa su edad, a todas les llega el agua hasta la cintura y se levantan una y otra vez cuando ese mar, no haciendo distinciones, las abate contra las piedras.

Su oficio: mariscar

Es una profesión dura, sobre todo los días de frío invierno donde no hace mucho mariscaban descalzas esperando el momento en que la marea bajara lo suficiente para poder recoger las almejas escondidas bajo la arena  unos metros más allá donde mueren las olas.


Un oficio muy antiguo para hijas y nietas de mariscadoras en el que el sueldo era un pellizco con el que las esposas completaban el del marido.

 Ahora, los tiempos han cambiado y las mariscadoras se ganan por si mismas la vida en el mar luchando siempre, porque hay inviernos lluviosos que dulcifican el agua ocasionando la muerte del marisco.

 La contaminación en la ría es otra de las causas de sus desvelos e incluso las mareas altas convierten el mariscar en una ardua tarea.


Reumas, espaldas doloridas y dolores en las articulaciones apenas tienen importancia para estas mujeres luchadoras, que además del trabajo de recoger el marisco tienen que acondicionar las playas e incluso guardarlas en verano de los furtivos que  haciéndose pasar por turistas aprovechan para quitarles el pan. Así es que hay que establecer turnos de guardia desde el mes de junio hasta finales de septiembre alrededor de unas seis horas diarias que es lo que dura la bajamar.

En invierno las playas necesitan ser limpiadas de algas, unas invasoras y otras que vienen arrastradas por el mar se acumulan en las zonas del marisco aprisionándolo y asfixiándolo  si no se retiran.
Y de nuevo,  realizar  la resiembra en la playa con nuevos ejemplares juveniles, lo que garantiza el futuro de las mariscadoras.



Cargadores de la isla

mecedla con suavidad,

que lleváis sobre los hombros

a la Reina de la mar!.

Cargadores de la isla
esa que vais a sacar
es la virgen marinera,
que huele a marisco y sal;

Tú, cargador, que no sabes
rezar la Salve, quizás:
si cuando lo saques, meces
el paso con buen compás,
aunque no sepas la Salve,
Dios te lo perdonará
¡que mecer así a la Virgen,
ya es un modo de rezar!
                                              José María Pemán

                                                               

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