- Non teño parentes
- amores nin chouza.
- Aldea en aldea,
- parroquia en parroquia,
- ando polo mundo
- arredada e soia.
- Xanto cando atopo
- cunha almiña boa
- que polos seus mortos
- bótame de esmola
- a cunca do caldo
- e o anaco de broa.
- Durmo nos camiños
- érgome coa aurora,
- lávome nas fontes
- de crara auga morna,
- e as noites que a lúa
- loce briladora,
- como nun suspiro
- paso as horas mortas
- mirando para ela,
- cantándolle copras:
-
- Lúa, lúa branca
- como me namoras (bis)
-
- Os cans que me ladran,
- e os nenos que xogan
- tirándome pedras,
- chamándome tola,
- atraveso veigas,
- rubo corredoiras,
- e salto valados
- cubertos de roxas
- espiñas de estripos
- e ortigas treidoras
- que fírenme a carne
- e ráchanme a roupa…
- ¡a roupa dos probes
- que nunca foi nova!
-
- A xente do mundo
- que di que esta corda
- marmura ó toparme:
- ¡Probiña da tola!
- E non é verdade.
- ¡Abofé… abofé que estou corda!
- ¡Si a xente soupera!…
- Cando camiñando
- paso polas hortas
- a tempo que a xente
- turra da espiocha
- ou cava patatas
- ou pranta cebolas
- sempre hai un que diga:
-
- - ¿A ónde vas Rosa?
- I eu que nunca quixen
- andar con parolas
- - ¡Demo de xudío!
- ¿A ti que che importa?
- E, sin mais palique,
- vírome de costas;
- mais ben me porcato,
- facéndome a xorda
- que queda decindo:
- ¡Probiña da tola!
-
- O conto é que un fillo
- ¡bo mozo! da dona
- do Pazo da Gándara
- andúvolle ás voltas,
- ¡As cousas do mundo!
- O triste da historia
- foi que o mozo ó irse
- deixouna sen honra.
- Eu non me recordo…
- ¡Bah! ¿Quén se recorda?
- Pero eu non acerto
- que ten esa historia
- que, cando contala
- tristeiros escoitan,
- namentras eu saio
- correndo da horta,
- os homes se laian,
- e as vellas e as mozas,
- co mandil nos ollos,
- doloridas choran
- decindo en voz baixa:
- ¡Probiña da tola!
-
- A xente do mundo
- que di que está corda
- marmura ó toparme:
- ¡Probiña da tola!
- E non é verdade.
- ¡Abofé… abofé que estou corda!
- ¡Si a xente soupera!…
- que non é verdade.
- ¡Abofé estou corda!
- ¡Si a xente soupera
- que eu vivo na groria!
-
- Cando a noite cobre
- o pinal de sombras,
- dúrmome nun leito
- de fiunchos e follas,
- e a pouco desperto
- e vexo una pomba
- que baixa do ceo
- voa que revoa,
- e ven no meu colo
- pousarse, e mimosa,
- rúbeseme ó peito,
- e bícame na boca,
- fálame dos anxes
- da Nosa Señora.
-
- E todas as noites
- ven a branca pomba
- e conmigo fala
- e conmigo xoga;
- ate que alumeando
- o pinal a aurora
- rube cara o ceo
- voa que revoa
-
- Por eso me río
- cando ¡meigas fora!
- a xente do mundo
- que di que está corda
- marmura ó toparme
- ¡Probiña da tola!
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- No tengo parientes
- amores ni choza.
- Aldea en aldea,
- parroquia en parroquia,
- ando por el mundo
- amedrentada y sola.
- Como* cuando encuentro
- con una buena alma
- que por sus muertos
- me da limosna
- el cuenco de caldo
- y un trozo de pan de maíz.
- Duermo en los caminos
- me levanto al amanecer,
- me lavo en las fuentes
- de clara agua templada
- y las noches que la luna
- luce brillante,
- como en un suspiro
- paso las horas muertas
- mirando para ella,
- cantándole coplas:
-
- Luna, luna blanca
- como me enamoras (bis)
-
- Los perros que me ladran,
- y los niños que juegan
- tirándome piedras,
- llamándome loca,
- atravieso prados,
- subo caminos,
- y salto vallados
- cubiertos de rosas
- espinas de espino
- y ortigas traidoras
- que me hieren la carne
- y me rasgan la ropa
- ¡la ropa de los pobres
- que nunca fue nueva!
-
- La gente del mundo
- que dice estar cuerda
- murmura al encontrarme:
- ¡Pobrecita loca!
- Y no es verdad.
- ¡Seguro… seguro que estoy cuerda!
- ¡Si la gente supiera!…
- Cuando caminando
- paso por las huertas
- al tiempo que la gente
- trabaja con la azada
- o siembra patatas
- o planta cebollas
- siempre hay uno que diga:
-
- - ¿A dónde vas Rosa?
- Y yo que nunca quise
- andar con habladurías
- - ¡Demonio de judío!
- ¿A ti que te importa?
- Y, sin más conversación,
- me doy la vuelta;
- más bien me percato,
- haciéndome la sorda
- de que queda diciendo:
- ¡Pobrecita loca!
-
- El caso es que un hijo
- ¡buen mozo! de la dueña
- del Pazo de la Gándara
- le hizo la corte,
- ¡Las cosas del mundo!
- Lo triste de la historia
- fue que el mozo al irse
- la dejó sin honra.
- Yo no me acuerdo…
- ¡Bah! ¿Quién se acuerda?
- Pero yo no entiendo
- que tiene esa historia
- que, cuando al contarla
- entristecidos escuchan,
- mientras yo salgo
- corriendo de la huerta,
- los hombres se lamentan,
- y las viejas y las mozas,
- con el delantal en los ojos
- apesadumbradas lloran
- diciendo en voz baja:
- ¡Pobrecita loca!
-
- La gente del mundo
- que dice estar cuerda
- murmura al encontrarme:
- ¡Pobrecita loca!
- Y no es verdad.
- ¡Seguro… seguro que estoy cuerda!
- ¡Si la gente supiera!…
- Que no es verdad.
- ¡Seguro que estoy cuerda!
- ¡Si la gente supiera
- que yo vivo en la gloria!
-
- Cuando la noche cubre
- el pinar de sombras,
- me duermo en un lecho
- de hinojos y hojas,
- y al poco despierto
- y veo una paloma
- que baja del cielo
- vuela que vuela,
- y viene a mi regazo
- a posarse y, mimosa,
- se me sube al pecho,
- y me besa en la boca,
- me habla de los ángeles
- de Nuestra Señora.
-
- Y todas las noches
- viene la blanca paloma
- y conmigo habla
- y conmigo juega
- hasta que alumbrando
- la aurora el pinar,
- sube hacia el cielo
- vuela que vuela
-
- Por eso me río
- cando ¡meigas fuera!
- la gente del mundo
- que dice estar cuerda
- murmura al encontrarme
- ¡Pobrecita loca!
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