Nin quero outro color: soio o teu intermitente"
Non quero outra imaxe, nin outra servidume
Ni mais fidelidade
Nin quero outra cantiga, nin quero outra paisaxe
Nin outra pertenza.
Tan soio tí, o meu mar, o meu oceáno. O meu Atlántico"
Hay que salir a faenar. Es la vida. La oscuridad de la noche funde el mar con la tierra en una negrura infinita que desasosiega. El olor a sal y a humedad se pegan a la piel dejando entumecidos los músculos por el viento frío que sopla del norte.
Mas tarde, el viento se levanta con fuerza, el mar está revuelto, mar de arbolada, las olas se elevan por encima de los hombres cayendo sobre ellos con una fuerza bestial; el barco se mueve tanto que cuesta agarrarse para no salir despedido por la borda, algunos no lo consiguen y desaparecen en el mar.
Las olas producidas por una tormenta en alta mar pueden alcanzar los 7 metros de altura, e incluso, bajo condiciones extremas pueden llegar incluso a los 15 y más.

