Hoy toca hacer limpieza a fondo en el corazón. Tengo que reconocer que últimamente lo tengo bastante abandonado. Bastantes sueños que creí caducados hace tiempo, llaman a mi puerta con insistencia y yo no tengo ganas de abrirles.
Llevan aquí media vida olvidados en un rincón y sé que los he guardado durante más tiempo del necesario y sin embargo, como siempre me pasa, me cuesta deshacerme de ellos, por si me sirven alguna vez, ¡me digo!. Pero cuando me doy una vuelta por aquí, la nostalgia me lleva de la mano y con cuidado voy desempolvando aquellos sueños que no por ser antiguos, sé, lo sé, no han quedado olvidados
Llevan aquí media vida olvidados en un rincón y sé que los he guardado durante más tiempo del necesario y sin embargo, como siempre me pasa, me cuesta deshacerme de ellos, por si me sirven alguna vez, ¡me digo!. Pero cuando me doy una vuelta por aquí, la nostalgia me lleva de la mano y con cuidado voy desempolvando aquellos sueños que no por ser antiguos, sé, lo sé, no han quedado olvidados
He entrado a buscar un sueño y me he encontrado con un corazón cansado y también triste y apagado, con recuerdos igual de tristes que llenan las estanterías, con desengaños arrumbados que no dejan espacio para nada nuevo.
Así que he quitado esas cortinas hechas con tela de desánimo y derrotas que no dejan pasar la luz y voy a poner visillos, finos, transparentes, porque quiero llenar de luz este trastero llamado corazón.
He decidido abrir la ventana y dejar que entre la luz y el aire. Volveré mañana con el cesto del olvido y lo llenaré de cosas con colores nuevos.