lunes, 21 de febrero de 2022

Galernas en el mar: Balada de sete mariñeiros

Conmoción en Galicia por el naufragio de un barco de Marín que deja 9 muertos y 12 desaparecidos.



 En la costa, mirando hacia el mar abierto, cruces de piedra se asoman sobre rocas de acantilados escarpados que han sido afilados y golpeados sin pausa por las olas, recordando a aquellos que perdieron la vida a sus pies. El horizonte y la mar abrazados se pierden juntos en una niebla densa y fría que va dejando la piel aterida y húmeda. El viento sopla y sopla cada vez con más intensidad levantando olas enormes que zarandean los barcos sin tregua.


Balada de sete mariñeiros

Mariñeiros á ventura,
Dunha noite atreboada
Que cecais non te retorno
A ningunha madrugada.
Mariñeiros que navegan
Percurando a pesca incerta
O armador en terra firme,
Dorme namentras espera
A muller do mariñeiro
Agarda mentras, desperta
ó carón dun lar sin lume;
Zoa o vento sobre as tellas.
O mariñeiro pelexa
No medio e medio do mare,
Co vento que peta firme,
E fai o barco abalare.
No medio e emdio da noite
O armador dorme agardando,
Agarda-esperta a muller,
E o mariñeiro loitando
E choran sete mulleres
No medio e medio do día,
Na noite do mar revolto
Sete homes se perdían.
O armador xura de rabia,
No medio e medio do día,
Na tempestade da noite
Un barco a pique se iba.
Pola mañán desgonzados,
Sete corpos sobre a praia,
Sete mariñeiros mortos,
Bébedos de auga salgada.
Na tarde tocan campás
O repinicar da morte,
Mentras tanto sae o mar
Outro barco con sete homes. 

 La desaparición de un hombre en la mar es, quizás, la mayor tragedia que viven las familias marineras. Las gentes de la costa dicen, que si el mar no devuelve el cadáver a la orilla en nueve días, nunca lo hará. Las mujeres, madres, hermanas e hijas de pescadores son conscientes de que nunca sabrán con certeza qué les sucedió. La fantasía de que en cualquier momento pueda aparecer se hace dolorosa y puede alargarse en el tiempo impidiendo la elaboración del duelo.
El rumor del viento al cruzar los bosques umbríos, el constante discurrir de los arroyos, el sonido del río saltando entre piedras, la imponente furia del mar, las aves que cantan o gimen de noche o los insectos que alumbran, hace que el gallego tenga una profunda relación con su tierra y el apego al lugar se percibe en la necesidad de ser enterrado en ella y quedarse así con los suyos para siempre, sin embargo este mar lo impide, a veces, cuando se vuelve salvaje.
 Las condiciones metereológicas han jugado un papel decisivo en la tragedia del Villa de Pitanxo. El tiempo en la región del Atlántico donde naufragó el pesquero suele ser bastante hostil en esta época del año. La zona de Terranova está en lo que se denomina la autopista de tormentas en invierno: Los vientos y la inestabilidad atmosférica tienden  a ser muy acusadas, lo que hace, que estos hombres arriesguen sus vidas  día tras día para poder alimentar a sus familias.

Que descansen en paz


miércoles, 16 de febrero de 2022

LO QUE EL MAR SE LLEVA

 Ya ha pasado mucho tiempo desde que empezaron a sentarse en el muelle de cara al mar. Se reúnen allí todas las tardes si no llueve, aunque sea invierno, aunque haga frío, aunque el sol y el viento hayan ido quemando su piel. A veces aún aguantan chaparrones y lloviznas. Siempre dicen. " Escampará pronto"
La mirada se pierde en el horizonte, saben que ha pasado toda una vida, que no es posible ya que vuelvan, pero en el fondo, sin querer, todavía aguardan.
¿Y si les pasa como a  Carmen?, que un día sin que nadie lo esperara, al fondo de la boca de la ría, como una sombra,  maltrecho, apareció  su Manuel.
Manuel se encontraba durmiendo cuando se produjo el desastre y cuando estaba a punto de saltar por la borda la succión del barco lo arrastró hacia el fondo marino. Tuvo la gran suerte de que una enorme burbuja de aire procedente del interior del barco que se hundía le hizo de nuevo alcanzar la superficie
Llegó contando que el viento iba en aumento después de haber pasado la bocana de la ría, más allá de las  Cies; sin embargo no era nada que no hubiera visto antes. Lo que se estaba haciendo imponente era la mar. Al rato de empezar la zarabanda una rompiente inundó parte de la bañera. Los aparatos marcaban entre 35 y 40 nudos, pero eso no era lo más imponente, sino las olas, sobre todo, porque era prácticamente de noche y siempre, en la noche imponen mucho más.
Las olas saltaban dentro del barco dejándolos chorreando. Algunas hacían el efecto de una bofetada porque cuando se desploman así, todo retumba y mientras el agua se deslizaba como un torrente pensaron en aquel refrán que dice " el que anda por el mar aprende a rezar"
Son duras las mujeres gallegas, muy duras ante el dolor, la soledad y la pérdida de un ser amado. Se puede leer en sus caras una profunda pena y en el cuerpo y en el alma el agotamiento que la incertidumbre deja ante el desconocimiento del paradero de alguien querido desaparecido en el mar
La mar, igual que la sangre circula por sus venas  confiriendo a su espíritu una fortaleza forjada a base de temporales y galernas que dejaron en estas costas incontables cosechas de viudas de náufragos, de lacrimales secos y de dolor profundo ante la pérdida de aquello que aman.
Ellas no se marean nunca en los barcos y el mareo en el mar es horrible, Tiene dos fases bien definidas: la primera es aquella en la que crees que te vas a morir y la segunda en la que te das cuenta de que, por desgracia, no te mueres.
Tampoco les marea la vida que la agarran bien fuerte a pesar de sus pérdidas.
Y como alguien dijo en una ocasión " los hombres somos muy pobres, demasiado pobres como para ir  perdiendo amores y amigos en la vida.





jueves, 10 de febrero de 2022

Sanandresiños

 Al Santuario de San Andrés de Teixido es obligado acudir en vida, pues si no, habrá de ir como alma que pena sin descanso,

Los " sanandresiños son amuletos de la suerte realizados artesanalmente en S, Andrés de Teixido; se elaboran con miga de pan y cada uno simboliza una petición a conseguir.

La flor protege el amor, la barca favorece los viajes, el santo , el que me ha regalado una muy buena amiga, es bueno para la salud y la amistad, la sardina es para el alimento, la escalera para prosperar en lo laboral, la corona otorga protección y la paloma es el símbolo de la paz.


 Fue martirizado en el Peloponeso en una cruz en forma de aspa. A Galicia llegó por mar, como corresponde a un país que  lo abraza un océano y un mar que se funden un poco más al norte. La barca que desde Oriente lo trajo hasta nosotros se petrifico y su masa informe aún puede contemplarse como roca frente a punta Gaveira, desde que se divisa un impresionante panorama natural. 

Todo el mundo conoce esa barca como "la barca de San Andrés".

 A San Andrés, Dios, para contentarle por tener que quedarse en un lugar tan apartado le prometió que todos los mortales habrían de visitarle, sino de vivos, sería de muertos. Solitario, recibe de Cristo la promesa de una gran compañía mientras el mundo dure. Le prometió que a implorarle favores acudirían gentes, vivas o muertas, hasta que el mundo existiera. Es famoso en toda Galicia por conceder deseos a quien lo visita.
 Las migas de pan moldeadas en forma de amuleto, son bautizadas con el apodo cariñoso del santo "Sanandresiños"y con varias formas en función del deseo que uno quiera pedir. Más allá de la superstición o la religión, su valor entronca con la preservación de una de las más antiguas artesanías rurales de Galicia

En estos montes, en donde pacen tranquilos caballos salvajes y vacas, se levantan sobre el océano atlántico  espectaculares acantilados que se elevan a 613 m, sobre el nivel del mar.

Llegadas las fechas indicadas, se acude al cementerio donde reposan los restos del ser querido para que se prepare para la larga caminata. El día convenido, ambos, vivo y difunto, comienzan la peregrinación, en la que todo será compartido. Cumplidos los ritos del viaje y recibida la bendición del santo protector, el vivo acompañara nuevamente al difunto al cementerio donde reposan sus restos, en la seguridad de que nunca más sufrirá angustias ni zozobras en su alma eterna. Jamás se puede dejar solo al difunto, ni siquiera un instante, ya que se perdería, incapaz de encontrar por si solo el camino, y su espíritu vagaría por los espacios imprecisos hasta la eternidad.

Acantilados de Vixía de Herbeira.

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