sábado, 28 de febrero de 2015

¡ TIERRA!



"Con un presupuesto de dos millones de maravedíes  y alrededor de 90 hombres reclutados con la ayuda de los hermanos Pinzón  Colón partió con tres embarcaciones La Pinta, La Niña y La Santa María del puerto de Palos antes de clarear el día marcando rumbo al oeste comenzando así la gran travesía.

Después de navegar 8oo leguas sin avistar tierra ninguna, la tripulación de la Santa María se amotinó. Sofocaron el motín con la ayuda de los hermanos Pinzón. Sin embargo tres días más tarde, en la madrugada del 9 al 10 de octubre el malestar se extendió a toda la tripulación incluidos los Pinzón, produciéndose el segundo motín. Acordaron navegar tres días más y sí al cabo de este tiempo no encontraban tierra regresarían. 
No hizo falta: en la noche del 11 al 12 de octubre, el marinero Rodrigo de Triana lanzó al viento el grito esperado de: "TIERRA"


Fue la villa marinera de Baiona la Real, situada a 20 km de Vigo el primer puerto europeo que conoció la existencia de otras tierras más allá de los mares. 
Esto sucedió el 1 de marzo de 1493.



Cuando juntos, Colón y los hermanos Pinzón, regresaban a España surgió una gran tempestad y  la nave de Martín Alonso se perdió. Llegó con la Pinta a Baiona antes de que Colón arribara a Lisboa. 
Tras unos días de descanso emprendió el regreso a Palos llegando el 15 de Agosto;  unas horas después que Colón.
Se recluyó, muy enfermo, en el monasterio de la Rábida, donde murió a los pocos días llevándose su versión del descubrimiento.
Se celebra en estos primeros días de marzo, en Baiona, la conmemoración del mayor descubrimiento en la historia de la humanidad. Calles y plazas se visten de sabor medieval mirando hacia ese mar que se abre más allá de su bahía en una gran fiesta.



miércoles, 18 de febrero de 2015

Hombres de mar

"Non quero outra luz senón a túa
Nin quero outro color:  soio o teu intermitente"


Non quero outra imaxe, nin  outra servidume
Ni mais fidelidade
Nin quero outra cantiga, nin quero outra paisaxe
Nin outra pertenza.
Tan soio tí, o meu mar, o meu oceáno. O meu Atlántico"





Hay que salir a faenar. Es la vida. La oscuridad de la noche funde el mar con la tierra en una negrura infinita que desasosiega. El olor a sal y a humedad se pegan a la piel dejando entumecidos los músculos por el viento frío que sopla del norte.

El barco enfila la proa mar adentro y enseguida desparece en la oscuridad.
Mas tarde, el viento se levanta con fuerza, el mar está revuelto, mar de arbolada, las olas se elevan por encima de los hombres cayendo sobre ellos con una fuerza bestial; el barco se mueve tanto que cuesta agarrarse para no salir despedido por la borda, algunos no lo consiguen y desaparecen en el mar.

Las olas producidas por una tormenta en alta mar pueden alcanzar los 7 metros de altura, e incluso, bajo condiciones extremas pueden llegar incluso a los 15 y más.



domingo, 8 de febrero de 2015

LA MÁSCARA


"Yo" no he sido tanto "yo" como los personajes que representé en este carnaval literario. 
Ellos son, pues, en buena parte, mi biografía" ( Miguel Delibes)


El carnaval, etapa en la que durante unos días a las personas se nos permite dejar de ser nosotras mismas para ser aquello que en el fondo deseamos ser.
 De alguna manera si nos colocamos una máscara creemos que podemos convertirnos en aquello que la máscara representa. Nos ofrece, al menos por un momento, la posibilidad de deshinibirnos y ser otro.
La máscara concede libertad y la posibilidad de esconderse detrás de algo que no deja ver quienes somos, sin embargo este ocultamiento es paradójico, porque tapa una identidad, pero descubre una intimidad. Algo que ocultamos a los demás en esos días queda al descubierto.
Se nos permite vivir una fantasía que está aceptada socialmente en ese ambiente donde la alegría reina durante el tiempo que dura el carnaval.

Quién se disfraza suele hacerlo de aquello con lo que se siente identificado de alguna manera.  La máscara lo que sí oculta es ” otro yo “. La máscara concede libertad: “esconderse detrás de algo que no deja ver quienes somos tiene el beneficio de sacar algunos rasgos de personalidad escondidos”.
 Hay un permiso, una especie de tiempo de tolerancia para vivir una "fantasía" aceptable socialmente.
El verdadero éxito del disfraz reside en que, quien lo lleva no sea reconocido como la persona que es, sino como la deseada.
Los disfraces permiten modificar nuestra realidad para realizar un sueño. El pobre se puede convertir en príncipe, el bueno en demonio, el blanco en negro y viceversa, y el hombre en mujer o al revés. Las personas encarnan aunque tan sólo sea por unas horas la vida de aquellos personajes que siempre les hubiera gustado ser.
Cualquier disfraz o máscara, refleja algo que nosotros mismos no nos atrevemos a revelar cuando nos vestimos en el día a día. El individuo se libera de su identidad establecida y sale a la calle como "otra persona".
Nuestra personalidad es compleja. Una máscara no es lo que uno es, sino una representación, verdadera o falsa, que se exhibe. Se utilizan en todas partes del mundo porque cada ser tiene diferentes facetas: lo que somos, lo que queremos ser, lo que aparentamos, lo que los demás ven o quieren ver en nosotros. Estas distintas "caras" de nosotros mismos, la mayoría escondidas, son las que nos hacen desear ser otro de manera subjetiva e inconsciente. El disfraz permite sacar temporalmente la máscara que siempre llevamos. 
La sociedad impone ciertos roles que a veces enmascaran nuestro verdadero ser. Esto es que, una parte de nosotros mismos esta "enmascarada" y cuando nos disfrazamos, nos permitimos ser como en realidad quisiéramos y después nos volvemos a colocar la máscara de nuestra "personalidad socializada".

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