El paisaje medieval gallego estuvo siempre dominado por el Castro, que fue, en definitiva, el comienzo de la vida organizada cuando Galicia estaba solo habitada por tribus galaicas.
Sobre los castros se elvaron torres, fortalezas y castillos medievales y, a la sombra de estos nacieron las pequeñas "leiras"; parcelas de tierra cultivada que hicieron posible la vida campesina.
La Edad Media transforma a Galicia; sobre ella, se alzan los señores feudales, absolutos dueños de provincias enteras. Son los Andrade, los Lemos, Pedro Madruga, los Altamira, los Trastámara... Se dedican a la caza, especialmente del jabalí y por supuesto a la guerra.
En esta época se agiganta la leyenda de Santiago Apóstol, entre la leyenda y la devoción se abren los caminos que desde Europa, atravesando las más altas montañas, llegan a Compostela. Llegan miles de peregrinos y así surgen los grandes monasterios, que serán los centros culturales de los días medievales de Galicia. Luego, los "Irmandiños" fuerzan la decadencia feudal y con su revolución se destruyen fortalezas desde las que se cometían todo tipo de atropellos contra campesinos indefensos y marineros .
El antiguo reino de Galicia perduró a lo largo de 1400 años y jugó un relevante papel en algunos de los aspectos más sobresalientes de la historia de España, como por ejemplo, en La Reconquista con la expulsión de los árabes.La Edad Media fue, sin duda, una época de gran esplendor para el país. Galicia fue el primer reino de Europa. Existió ya desde el siglo V y abarcaba desde el río Duero, hasta Cantabria y León. Ya la integración de Asturias en el reino de Galicia, se produce en el reinado de Alfonso I y Ramiro I en el siglo IX.
Uno de los aspectos determinantes para la consolidación del reino, fue la noticia del descubrimiento del sepulcro del apóstol en el monte Libredón y el papel que desempeñan las sedes episcopales y los monasterios.
A finales del siglo IX Alfonso III pretende mantener las tierras de Galicia bajo control mediante los nombramientos de herederos de la casa real para su gobierno, pero estas medidas no calmaron los conflictos entre los nobles gallegos y los monarcas astur-leoneses.
El reinado de Alfonso VI fue de vital importancia porque impuso las peregrinaciones a Santiago, aunque el culto al apóstol había comenzado mucho tiempo atrás. Es en este momento cuando Galicia pasa a tener su configuración actual y se inicia una de las etapas más brillantes de su historia.
Entrando ya en el siglo XIII la urbanización de Galicia comienza alrededor de dos ejes fundamentales: el camino de Santiago y la ruta de la costa permitiendo así la creación de núcleos comerciales gracias a las vías xacobeas que permiten la creación de núcleos comerciales.
Nacen poblaciones como Arzúa, Melide o Portomarín. Y puertos estratégicos como A Guarda, Noia, Baiona, Vigo, Muros, Coruña, Betanzos o Viveiro.
Este fenómeno urbano revitaliza ciudades episcopales como: Lugo, Ourense, Mondoñedo y Tui, a las que se suman Santiago, A Coruña y Betanzos como las siete capitales del reino de Galicia. Durante estos años las ciudades viven su época dorada.
Pero después de largas etapas de desarrollo cultural, social y económico el siglo XIV viene acompañado de hambruna, peste y miseria. Los conflictos entre la nobleza tuvieron consecuencia para toda la sociedad hasta el inevitable estallido de la Revolución Irmandiña en 1467.
En realidad el reino de Galicia existió durante catorce siglos.