lunes, 29 de octubre de 2018

El título que nunca existió ¿ Quien mató al marqués de Sargadelos?

Raimundo Ibáñez, nació en el seno de una familia hidalga ( Santa Eulalia de Oscos, Asturias)  con escasos recursos y llegó a convertirse en un poderoso empresario.
Estudió en el Monasterio de Villanueva de Oscos. Posiblemente los escasos recursos de la familia le impidieron cursar estudios en la Universidad, trasladándose al poco tiempo a Ribadeo, donde fue nombrado administrador de la familia Rodríguez Arango y Mon.
El cargo le sirvió para introducirse en el mundo de la empresa y la economía. A la edad de 25 años ya disponía de un capital. A partir de 1780 los negocios crecen al conseguir la licencia para comerciar con las Indias y en 1784 funda la Real Compañía Marítima para incrementar las importaciones de lino de Rusia, hierro y acero de Suecia, ollas de Burdeos y bacalao de Terranova.
En 1788 creo la fábrica de hierro y aceros de Sargadelos situada en Cervo, muy cerca de Vivero. Fueron, sin duda, los primeros altos hornos modernos que hubo en España. Comenzó fabricando potes y utensilios domésticos, luego aperos de labranza, rejas y balanzas para terminar fabricando toda clase de manufacturas de hierro. La empresa tuvo un éxito inmediato, tanto es así, que en 1789 el gobierno trató de comprársela.
Después de este éxito, trató de crear tres fábricas más en Sargadelos: una de cerámica, otra de vidrio y una tercera de textil. 
Fue la de cerámica la única que consiguió poner en marcha lanzando los primeros productos al mercado en 1807.
Fue una persona influyente y mantuvo relaciones muy estrechas con los poderes públicos.  En 1794 fue nombrado Comisario de Provincia de Marina y poco después le fue concedida la categoría de Oficial Superior del Real Cuerpo de Artillería.
En 1808 ya se hallaba en trámite la concesión de un marquesado de Sargadelos, que no se llegó a expedir oficialmente debido a la Guerra de la Independencia. Sin embargo desde entonces fue conocido como el Marqués de Sargadelos ya que el pueblo le concedió ese título.
De poco le valió formar parte de la junta de defensa contra los invasores napoleónicos, porque hubo de firmar la paz cuando ocuparon la villa y cuando se fueron, la turba animada por los eclesiásticos, lo consideró el principal afrancesado y creyeron la idea de que en su casa guardaba importantes tesoros. La asaltaron y le sacaron a golpes  a la calle y allí, a cuchilladas le dieron muerte acabando con su vida ante su mujer y su hija.
En mayo de 1808 estalla la guerra contra los franceses y en febrero de 1809 Ribadeo es ocupada por los invasores. Un ejército asturiano bombardea la villa y cruza el río Eo con intención de ocuparla. 
Las tropas francesas escapan a Mondoñedo y mientras tanto Ribadeo  queda sin autoridad a merced de los grupos que se dedicaron al pillaje y el 2 de febrero de ese mismo año el Marqués de Sargadelos es asesinado en plena calle.
Sus restos fueron sepultados en el convento de San Francisco de Ribadeo.
Se especula con la idea de que los poderes tradicionales de la nobleza y el clero hicieron resistencia a la modernidad de sus proyectos y posiblemente fuesen los maquinadores de su trágica muerte. 
Hay que darse cuenta de que el sistema de vida se mantenía prácticamente inmutable desde la Edad Media
La loza de Sargadelos tiene un reconocimiento importante; sus piezas son solicitadas por coleccionistas y anticuarios y, a día de hoy los gallegos las guardan como un tesoro en sus hogares.

sábado, 20 de octubre de 2018

Un palleiro non se fai sen palla


La paja del trigo, centeno o avena que quedaba después de la "malla"  se almacenaba formando los característicos "Palleiros"; para hacerlos, se llamaba a un "paelleiro", que era el experto.  La paja se ataba en "medas" que se colocaban en posición vertical formando la base del "palleiro"que de esta forma aguantaban mejor la humedad. Sobre esta base de "medas" verticales se iba colocando la paja y el "palleiro" iba ganando en altura y adoptando su forma cónica característica.
Conforme se iba haciendo el "palleiro" y este ganaba en altura, el "paelleiro" subía al carro y después a una escalera e iba colocando la paja toda alrededor para que el "palleiro" fuese cogiendo la forma de una gran seta. Cuando la paja estaba colocada se  colocaba un cesto arriba de todo para que no entrara el agua. El centeno, casi siempre, se dejaba para el final, ya que por él se desliza mejor el agua.
El remate final del "palleiro" era el carapucho. Se escogía la mejor paja y se ataba con un mimbre, al final se colocaba una rama de laurel.
Esta era una  manera de almacenar la paja con el fin de disponer de ella en el tiempo para la alimentación de animales. Se trataba de obtener cierta protección de los agentes atmosféricos y lograr que el producto se conservara,en la mayor medida posible. En la actualidad, con el uso de la maquinaria, este modo de almacenamiento ha sido sustituído por las  "pacas" o fardos de paja.
Esto forma parte de las prácticas agrícolas tradicionales de diferentes lugares del mundo. Aquí llamados "palleiros", en Asturias se llamados "Medas"
La pila se hacía a prueba de agua y el heno se comprimía bajo su propio peso.
El " palleiro" formaba parte de la vida agrícola. Cuantos más palleiros había en la casa, más se suponía la riqueza de la misma.
Y después de todo este trabajo, hacían una gran fiesta!! Era la mejor fiesta del año y había una por cada casa.
En algunas casas la comida era mejor que en otras, como en todas las épocas, pero lo que no cambiaba eran las ganas de juntarse de todas las casas de la aldea donde no faltaba comida, vino del ribeiro y mucha" troula"(fiesta).

martes, 25 de septiembre de 2018

La Virgen de Quitapesares



En la torre del campanario de la basílica de Santa María pocos reparan en el relieve de una mujer vestida de sol. Se trata de una imagen descrita en el Apocalipsis: una virgen rodeada de luz con la luna a sus pies y coronada de estrellas. Es la Virgen de Quitapesares. La misma imagen de la virgen que se venera en la iglesia de Placeres, a la que se le atribuyó el milagro de librar a la ciudad del corsario Drake y del saqueo inglés, dado que la ciudad del Lérez era especialmente apetecible.


Recibió un intenso culto durante dos siglos, pero en 1719, tras la invasión inglesa cayó en el olvido.
Dice una vieja tradición que la Virgen llamada de "Quitapesares" ejercía su influencia protectora en la ría de Pontevedra. A ella se le atribuía la capacidad de acumular sedimentos que impedían un ataque marítimo a la villa. A su vez dejaba varados y vulnerables al ataque a los barcos enemigos para ser abordados por los pontevedreses.

En 1585 algunos navíos de la flota inglesa, al mando de Francisco Drake atacan las poblaciones de la ría de Pontevedra. El hecho de que los ingleses no lograran atravesar la barra de arena fue atribuido a la milagrosa intervención de la Virgen de Quitapesares.

Se pensaba que esta virgen ejercía su influencia protectora sobre el fenómeno natural que se produce en la ría por la acumulación de sedimentos en el lugar donde el agua dulce confluye con la salada y que denominan la "barra".
Era un lugar peligroso para los navegantes y de hecho se alertaba a los barcos mediante un farol ( el denominado "lume de San Miguel") que también servía para señalar las aguas jurisdiccionales de Pontevedra. 
 La flota de Nueva España, escoltada por la armada de Luis XIV, es atacada en la ría de Vigo, en 1702, por la escuadra anglo-holandes, en la conocida Batalla de Rande. Sin embargo, el puerto de Pontevedra quedó al margen de la contienda y no sufrió ataque alguno, de este modo la Virgen de Quitapesares  acrecentó su devoción ante los fieles como protectora de la villa. Pero los cartógrafos que formaban parte de las tropas francesas, reconocieron las aguas y el litoral de las rías levantando planos detallados de toda la zona. Esta información tan valiosa fue puesta a disposición de sus nuevos aliados  los ingleses, facilitando así el desembarco de parte de las tropas de la escuadra del almirante Michells en el estuario del Ulla en el fondo de la ría de Vigo y, a marchas forzadas llegaron  bajo el mando del general Wade,  hasta la villa de Pontevedra.
La población  huyó despavorida ante esta invasión que asoló la desierta Pontevedra durante varios días.

En esta ocasión las  gentes entendieron que la Virgen no había protegido a sus fieles y estos la condenaron a un olvido tan profundo que, con el paso de los años, la mayoría de los pontevedreses eran desconocedores del significado de este relieve.
Ya nunca volverían a confiar en su pequeña Virgen iluminada por el sol.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Barco vikingo

De todas las embarcaciones que surcan las aguas gallegas hay unas que llaman poderosamente la atención y estas son los "drakkars"

Drakkar Ruta Vikinga
Estas embarcaciones nórdicas aparecieron en nuestras costas por primera vez en el siglo IX y aquí, en Galicia, pueden verse durante todo el año en el río Ulla a su paso por Catoira. Este municipio se sirvió de su vinculación histórica con los ataques normandos para hacer de la cultura vikinga su estandarte y convertirla en la seña de identidad del pueblo. Con las invasiones nórdicas nuestro litoral se vio obligado a cambiar y, por tanto, se hizo necesaria la construcción de todo un sistema defensivo para evitar que los temidos vikingos se adueñaran de nuestros tesoros.

El drakkar es un tipo de embarcación utilizada entre lo siglos VII y XI por los vikingos en sus incursiones costeras en busca de riquezas y se caracteriza principalmente por su formato alargado, estrecho y ligero. Su armazón era de madera y destacaba especialmente su escaso calado, lo que permitía desembarcos muy próximos a tierra. La navegación se realizaba a remo, y dadas las dimensiones del navío, los remos ocupaban completamente y de forma llamativa toda la longitud del barco. Su perfeccionamiento llegó con la incorporación del mástil central que daba cabida a una vela de formato rectangular para ayudar a los remeros en su labor.
Drakkar Torres de Oeste
Por otro lado, la singular decoración de proas y popas tampoco pasa desapercibida. En el caso de los drakkars los motivos utilizados eran los dragones. Estos adornos que ayudaban a diferenciar el tipo de nave, eran realizados con el fin de intimidar a la vez que tenían un carácter de protección frente a los malos espíritus del mar.
 Estas  incursiones dejaron una huella importante; tanto es así que todavía, en la actualidad, se refleja en una de las más destacadas fiestas de Galicia : la "Romería Vikinga de Catoira"

En este municipio de la provincia de Pontevedra, concretamente en la parroquia del Oeste, se encuentra una de las obras civiles más importantes de la Edad Media Gallega, el Castellum Honesti o Torres del Oeste y y en torno a ella se celebra cada primer domingo de Agosto una romería vikinga. Una fiesta que fue poco a poco cogiendo fuerza de tal manera que el gobierno municipal decide hacerse con un auténtico barco vikingo. Se construye así el Torres Oeste que es una copia exacta de una pequeña embarcación encontrada en el fondo del fiordo ROSKILDE en Dinamarca. Pasa así a convertirse en el protagonista indiscutible de la Romería Vikinga hasta que en el año 2002 es declarada fiesta de Interés Turístico Internacional y para conmemorar este logro comienza a construirse un segundo drakkar: FREDERIKSSUND en referencia al pueblo danés con el que Catoira se hermana.

Romería Vikinga de Catoira, Rias Baixas, Galicia by machbel
Estas reproducciones de los drakkars no se guardan en ningún museo, si no que se han construído para todo aquel que quiera navegar por el río Ulla  creándose  la Ruta Vikinga y, por supuesto para todos los vecinos de Catoira, convertidos en vikingos, cada primer domingo de agosto.




martes, 21 de agosto de 2018

SIEMPRE GALICIA

Galicia, siempre Galicia. Una tierra compleja y siempre sencilla. Posee una gran sensibilidad, una profunda y equilibrada ironía y un gran amor por su tierra.
Vivir en Galicia, significa amar la vida de lleno, amar esa lluvia fina que cae "milagreira", sin cesar, como un riego continuo que hace crecer la hierba y los maravillosos bosques. Vivir en Galicia es amar esos mares oscuros y bravos, unas veces, y acogedores otras; es amar, en fin, la Naturaleza entera.
Aunque en Galicia ha habido muchas guerras: invasiones germánicas, romanas, árabes, combates contra piratas normandos, contra tropas napoleónicas, no hay en ella un personaje que sobresalga. Todas son gente del pueblo que defienden su tierra, su casa, su libertad, porque todos van juntos para un fin común.
 Y cuando los gallegos contribuyeron a la reconquista de España con sus esfuerzos, no ambicionaron para sí pueblos ni condados: solo querían contribuir a que sus hermanos de la Península vivieran libres, sin temer que algún día se viesen ellos mismos avasallados por aquellos a quienes desinteresadamente ayudaban. 
 En Castilla sin embargo, la venganza privada es el alma de la leyenda castellana: el odio nacido de un agravio que se hereda inextinguible de una en otra generación implacable hasta verter la sangre del ofensor o la de sus descendientes. Siempre el móvil de la acción es una pasión material: ambición de riquezas, posesión de una mujer...
En Galicia hay más encantamientos que milagros, más amores que guerras, más tragedias de amor que traiciones, más humor que lágrimas. Las hadas gallegas no usan varitas como las castellanas, tampoco habitan en castillos; son más humildes y sencillas: se ocultan en las fuentes que brotan del suelo, se cubren con una sencilla túnica de lino. Hilan y tejen como las mismas mujeres del pueblo.

Hay muchísimas leyendas que se reparten por toda Galicia. Tal vez la imaginación que los gallegos heredaron de los celtas, la grandiosa naturaleza que configura esta tierra, la enorme preocupación por el más allá, los matices de los campos, el rumor del viento al cruzar los bosques umbríos, el sonido de sus cascadas, los insectos que alumbran, el lamento del búho o del moucho en los pinares, adquieren dentro de la noche, esa negra sombra que asombraba a Rosalía.
El sol, la luna, el mar, los ríos, las fuentes, los bosques, todo cobra entonces poderes sobrenaturales, y dentro de esta Naturaleza nocturna y fantasmal, la ánimas andarán dueñas errantes sembrando la duda, el temor, esa angustia del alma gallega que se resume en los versos de Rosalía.

"Teño medo dunha cousa                "Tengo miedo de una cosa
 que vexo e non sei que é."               que veo y no sé que es."

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