Desde la antigüedad numerosos marinos que navegaban el índico, relataban que en sus travesías habían visto, mares en llamas, luminosos o fosforescentes. Este lugar era conocido como El Mar de Ardora.
Desde el siglo XVII se los describía como algo parecido a campos de hielo en una noche sin luna.
La existencia de esos mares y este resplandor nocturno, es relatado por primera vez por Julio Verne en su obra 20.000 leguas de viaje submarino, cuando el Nautilus atraviesa una capa fosforescente formada por miriadas de animales marinos luminosos.
Se creían que eran fantasías de marineros contadas durante siglos. Se decían, que no eran más que leyendas, mitos transmitidos de boca en boca, sin embargo científicos empezaron a registrar este fenómeno desde 1915.
Solo hasta muy recientemente no se pudo fotografiar. En 2005 un satélite de la NASA captó una extensa zona bioluminiscente en el Océano Indico, confirmando la existencia del Mar de Ardora.
Cuando miles de millones de estas micro algas se juntan en olas brillantes se produce un espectáculo de naturaleza casi único.
Este singular fenómeno, se deja ver en las madrugadas de septiembre en algunas de las costas gallegas.
En esos días de noches aún cálidas cuando en algunos lugares de la costa gallega, en Muros, por ejemplo, en Carnota, por ejemplo, el mar se llena de estrellas que parece que han caído del cielo. Estrellas azules; miles, millones de pequeñísimos organismos que desprenden una luz azulada . Es como si miles de luciérnagas azules visitaran nuestro jardín en una noche de verano.
Es un espectáculo maravilloso. La noche nos envuelve y allá en el firmamento, el cielo cuajado de estrellas, brillantes, diminutas, juegan a hacernos guiños mandándonos un mensaje inteligente en un lenguaje cifrado que solo el hombre bueno y en paz pudiera descifrar.
La luna, grande, redonda, brillante parece querer acercarse a ver el espectáculo y las olas rompiendo en la arena de la playa deja diminutas e infinitas estrellas azules.
Hace mucho, mucho tiempo, los marineros que surcaban las aguas del Indico en busca de nuevas tierras que conquistar o nuevas rutas, contaban leyendas del Mar de Ardora . Aseguraban que el mar se había prendido en llamas color azul fosforescente; el mar resplandecía. En ese tiempo todos aseguraban que el Mar de Ardora no era más que una fantasía de los marineros por pasar tanto tiempo en el mar.
Estas micro algas son el alimento de otras especies del zooplancton - pequeños crustáceos de cuerpo transparente -que cuando las ingieren, también desprenden luz porque las células de luminiscencia de las algas siguen brillando, convirtiéndose a su vez en un blanco fácil para sus predadores.
Dan ganas de dirigirse inmediatamente a este lugar y montar guardia toda la noche si fuera necesario, con tal de no perderse semejante espectáculo. Lo malo es que no existe ninguna garantía de que esto vaya a servir para ver como el mar de O Pindo brilla con luz propia durante la madrugada, que es cuando se puede captar ese mágico momento en el que la playa de San Pedro se tiñe de azul fosforescente.
Más allá de la explicación científica, el Mar de Ardora es un gran ejemplo de los espectáculos que es capaz de brindarnos la naturaleza.Cuando miles de millones de estas micro algas se juntan en olas brillantes se produce un espectáculo de naturaleza casi único.
Este singular fenómeno, se deja ver en las madrugadas de septiembre en algunas de las costas gallegas.
En esos días de noches aún cálidas cuando en algunos lugares de la costa gallega, en Muros, por ejemplo, en Carnota, por ejemplo, el mar se llena de estrellas que parece que han caído del cielo. Estrellas azules; miles, millones de pequeñísimos organismos que desprenden una luz azulada . Es como si miles de luciérnagas azules visitaran nuestro jardín en una noche de verano.
Es un espectáculo maravilloso. La noche nos envuelve y allá en el firmamento, el cielo cuajado de estrellas, brillantes, diminutas, juegan a hacernos guiños mandándonos un mensaje inteligente en un lenguaje cifrado que solo el hombre bueno y en paz pudiera descifrar.
La luna, grande, redonda, brillante parece querer acercarse a ver el espectáculo y las olas rompiendo en la arena de la playa deja diminutas e infinitas estrellas azules.
Hace mucho, mucho tiempo, los marineros que surcaban las aguas del Indico en busca de nuevas tierras que conquistar o nuevas rutas, contaban leyendas del Mar de Ardora . Aseguraban que el mar se había prendido en llamas color azul fosforescente; el mar resplandecía. En ese tiempo todos aseguraban que el Mar de Ardora no era más que una fantasía de los marineros por pasar tanto tiempo en el mar.
Estas micro algas son el alimento de otras especies del zooplancton - pequeños crustáceos de cuerpo transparente -que cuando las ingieren, también desprenden luz porque las células de luminiscencia de las algas siguen brillando, convirtiéndose a su vez en un blanco fácil para sus predadores.
Dan ganas de dirigirse inmediatamente a este lugar y montar guardia toda la noche si fuera necesario, con tal de no perderse semejante espectáculo. Lo malo es que no existe ninguna garantía de que esto vaya a servir para ver como el mar de O Pindo brilla con luz propia durante la madrugada, que es cuando se puede captar ese mágico momento en el que la playa de San Pedro se tiñe de azul fosforescente.
Los responsables: unas micro algas que tienen unas células capaces de generar luminiscencia. Unos organismos capaces de emitir luz y, eso es lo que las hace visibles en medio de la oscuridad cuando las agita el oleaje.
Este fenómeno, acostumbra a producirse en la recta final del verano, cuando la temperatura del agua es más cálida. No obstante de repetirse, no muchos han podido verlo porque "XERALMENTE UN NON ESTÁ NO MEDIO DA NOITE, NA PRAIA MIRANDO O MAR