sábado, 19 de septiembre de 2015

Recogiendo colores



Se acerca el otoño; una preciosa estación en la que los bosques de castaños, abedules y robles, además de los viñedos se pintan de todos los tonos del ocre, amarillo y granate.

La Ribeira Sacra es todo un espectáculo de belleza. La neblina besa en las mañanas estas laderas, la brisa se levanta dócil y suavemente mece las hojas más livianas que haciendo giros en el aire caen pausadamente pintando el suelo de amarillos, ocres, granates y verdes 
haciéndolo mullido y absorbiendo la riqueza que encierran sus hojas para darles el sueño de la muerte. 

Se recogerán los erizos abiertos de los castaños mientras
la uva mencía, por las pendientes, todavía con un tono morado, incrementará día a día, su aroma y  su azúcar hasta volverse casi negra. 

El gavilán se aleja revoloteando, río abajo, hacia apacibles sotos que bordean el cenobio de Santa Cristina donde se conmueven de emoción las piedras, mientras los días menguan y las noches crecen.





El vino de esta zona es  pura artesanía, es agradable al paladar y lleva en su aroma la brisa, el viento y el agua mezclado con el sol de estas tierras. Es un vino cuidado y mimado en un desnivel de terreno que puede alcanzar el 100%  convirtiendo a los bancales de las laderas de los ríos Miño y Sil en una paisaje espectacular.

Es un espacio difícil de trabajar ya que

la mayor parte del trabajo es manual y hombres y mujeres hacen equilibrios entre los estrechos bancales de piedra.

En la vendimia, los racimos se cortan manualmente como no puede ser de otra manera y las cajas de uvas se cargan a las espaldas para llevarlas hasta los caminos; desde donde se trasladan en vehículos hasta las bodegas.

Hay viñas a las que sólo se tiene acceso desde los ríos y entonces se transportan en barcas. Estos vinos se merecen más que ningún otro el calificativo de heroico por todas las dificultades que entraña su cultivo.

Este viaje discurre por carreteras estrechas construidas entre laderas y bosques, que junto a los ríos Sil, Miño y Cabe fluye por gargantas o cañones de altos acantilados, conformando un paisaje único en la Ribeira Sacra. 

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domingo, 13 de septiembre de 2015

Un árbol en las colinas de Jerusalén



Estación de Ribadavia : año 1941


Eran años difíciles en Europa. El 1 de Septiembre de 1939 Alemania invade Polonia con la pretensión de crear un gran imperio. Era el comienzo de la segunda guerra mundial.
 Desde finales de 1939 hasta los comienzos de 1941 Alemania conquistó gran parte de la Europa continental. Una guerra cruel y absurda como todas las guerras que ha iniciado el hombre a lo largo de la historia y que se extendió como la mala peste entre los pueblos del mundo creando dolor y sufrimiento  dejando tras de sí millones de muertos.
Muchas han sido las historias contadas sobre estos años crueles, pero es posible que no tantas como la historia de cada una de las personas que la vivieron. Porque si que es verdad, que detrás de cada vida hay siempre una historia que contar.

Entonces, las estaciones del ferrocarril eran en su gran mayoría tristes y oscuras, el traqueteo del tren acompañaba las vidas de los viajeros hasta adormecerlos. Era un buen lugar para ocuparse de los propios pensamientos. Estos viajes se convertían, en ocasiones, en una verdadera pesadilla a consecuencia de sus interminables  paradas en algunas  estaciones trayendo como consecuencia  enormes retrasos.

En la estación de un pueblo del interior de Galicia - Ribadavia - en la provincia de Orense, un hombre lleva todo el día acurrucado en una esquina del único banco de madera que hay en el andén, tapado con un viejo y raído abrigo. Es Abril y en esta tierra los abriles, a veces son  fríos y lluviosos.
 No habla con nadie, nadie le hace caso, apenas le miran. Cada uno va y viene a sus tareas y a sus vidas. Los trenes siguen llegando y marchándose a la orden del silbato y bajada de bandera del jefe de estación.
Comienza a caer la noche y el hombre, allí, continúa sin moverse. Lola, una de las tres hermanas que regenta la cantina de la estación se acerca a aquel hombre, le habla y él le responde en un idioma que ella no conoce. Algo encuentra en su mirada que hace que Lola se lo lleve para  casa dándole cobijo.

Había llegado de Lyón, de donde se había escapado del campo de concentración.
Con aquel hombre comienza, Lola y sus dos hermanas a tejer una red de fuga - por la que llegaron a ayudar a escapar más de un millar de judíos- que nacía en los Pirineos y moría al otro lado del rio Miño, en Portugal.

La cantina de la estación de Ribadavia era un kiosko ubicado al lado del edificio de viajeros donde los niños del pueblo, aprovechaban los recreos del colegio para ir a probar los dulces caseros. Nadie podía sospechar que aquella mujer con dos taxistas, un emigrante retornado y un barquero, eran los que formaban la red clandestina que ayudaba a pasar a los judíos al otro lado de la frontera, a Portugal.

 El nombre en clave era "la madre"

 En la cantina vendían rosquillas y melindres y todo tipo de bebidas. También lo hacían a través de las ventanillas desde el andén e incluso subían al tren mientras este se encontraba parado y después se bajaban en las estaciones contiguas regresando en el siguiente.

Lola, aprovechaba la venta ambulante dentro de los trenes para contactar con algún emisario que le indicaba el día, la hora y el vagón donde vendrían los huidos. Una vez llegados allí y aprovechando la oscuridad de las noches sin luna, eran conducidos en los taxis por carreteras comarcales hasta Frieira, a orillas del Miño, para desde allí, pasar en barca hasta Portugal.

Agentes de la Gestapo llegaron a la zona pues desconfiaban que aquel lugar era paso de judíos huidos desde Alemania.

No fueron ellas ni sus familiares quienes desenterraron el juramento de silencio que las Touza se hicieron en vida.

Lola Touza falleció a los 72 años en 1968 sin que nadie llegara jamás a sospechar esto, ni siquiera los familiares más directos que se enteraron muchos años  más tarde cuando en 2008 el gobierno Israelí rindió homenaje a las hermanas Touza concediéndoles el título de " Justos entre las Naciones" por parte de la fundación Yad Vashem.como a todos aquellos que salvaron a sus compatriotas del exterminio.

Hay un árbol plantado en una colina de Jerusalén- donde brotan pinos- en memoria de los llamados Justos entre las Naciones.

Solo tres españoles ostentan este título.
















martes, 8 de septiembre de 2015

HERMANOS

No me llames extranjero, porque haya nacido lejos
O porque tenga otro nombre la tierra de donde vengo.

No me llames extranjero, tu trigo es como mi trigo


Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego
y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.

Y me llamas extranjero porque me trajo un camino
porque nací en otro pueblo, porque conozco otros mares, 
Y zarpé un día en otro puerto,
 si siempre quedan iguales
en el adiós los pañuelos y las pupilas borrosas de los que dejamos
 lejos, los amigos que nos nombran y son iguales los besos
Y el amor de la que sueña con el día del regreso. 
No me llames extranjero, traemos el mismo grito. 

El mismo cansancio enorme que viene arrastrando el hombre
desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras.

Antes que vinieran ellos, los que dividen y matan,
los que roban, los que mienten, los que venden nuestro sueños, 
Los que inventaron un día, esta palabra ,EXTRANJERO.

                                        Versos del poema :  No me llames extranjero
                                           Autor: Rafael Amor


Cuando partimos, lo hace también junto a nosotros un sabor que nos acompaña, un acento que nos distingue: un equipaje que llevamos en la maleta: un recuerdo feliz, el roce de una caricia, el olor de nuestra tierra, un amanecer propio, ese que no es igual a ningún otro amanecer de ningún otro lugar; una mirada triste, un adiós que sabe a lágrimas.

 Ese equipaje lo guardamos, pues estamos seguros de la necesidad de  recordar aquel paseo feliz en una tarde de otoño o cualquier otro recuerdo hermoso que hayamos conservado.
Se trata de un equipaje vital porque, desde el momento mismo del adiós, sabor, melodía y acento dejan de ser una seña de identidad para transformarse en la expresión de un sentimiento: el de pertenencia.

Rara vez la emigración es un proceso exclusivamente personal, detrás de alguien que se va hay alguien que espera, detrás de alguien que comienza una cadena hay otro que la continúa y así las nuevas generaciones llevan una marca de nacimiento, y esa marca es como una luz que empieza a brillar desde el principio entre la bruma de un recuerdo, de una nostalgia o de un deseo heredado.

¿Pero qué sucede si no llego a mi punto de destino? Qué ocurre si me quedo en el camino? ¿ Quien guardará mi maleta, mi equipaje? ¿ Quien, quien se llevará mis recuerdos?


Huir solo es el principio para sobrevivir

      


viernes, 28 de agosto de 2015

UN ÚLTIMO DESEO

El mar en  calma parece un espejo. Bien mirado, una llanura sólida aparentemente sobre la que caminar;  una superficie plana que brilla y refleja el color del cielo.

 Estando así el mar no tiene fuerza ni siquiera para dibujar una ola. Este mar en calma tiene un efecto hipnótico que va calmando los sentimientos: los hace dóciles, blandos, manejables y hasta las emociones más rebeldes encuentran su serenidad .

Cuando está descansando es hermoso, su belleza serena, acompaña y escucha, sin embargo, cuando está furioso, violento y encrespado, habla, grita, se quiere hacer oír a toda costa. El espectáculo que ofrece impone al hombre y llega a producir pavor como pocas fuerzas de la naturaleza.

Ver como el oleaje bate una escollera, como grandes montañas de agua revientan sobre el espigón de un muelle, impone un gran respeto, sin embargo uno no es consciente de lo pequeño que es el ser humano ante la fuerza del mar como cuando conoce un oleaje agitado, como cuando las olas imponen su ley y conoce el peligro en una travesía en la que pudo haber riesgo de naufragio; esa experiencia se puede convertir en inolvidable.

A pesar del miedo que el hombre siente, el buen marino saca fuerzas de flaqueza y ante una mala mar saca lo mejor que lleva dentro y a causa de estas angustias, Dios se hace necesario y el hombre se acerca a ÉL.

viernes, 21 de agosto de 2015

Tengo en el pecho una jaula





Los pájaros, no importa si cautivos o en libertad, cantan para señalar su territorio, para marcar un entorno que reservan a la hembra que consigan atraer.
 Los canarios, por ejemplo, dejan de cantar cuando mudan su pluma, pues saben que en ese período no pueden atraer hembras. Si los pájaros tienen memoria y son capaces de conservar tales  recuerdos. ¿ por qué debemos suponer que no añorarán otros? Otros, como la libertad, por ejemplo. 


Parece que no hay nada que nos parezca más libre que el vuelo de un pájaro.
 Los analistas de sueños afirman que soñar con pájaros está ligado a la libertad. Soñar con volar es un sueño bastante  común y también placentero. La sensación al despertarse es gratificante y agradable. 
                                                                                          Fotos de www.adiciones.es

¡Qué contradictorio es el hombre que enjaula a aquello que le parece más libre!
¿Por qué intentar que cada persona no sea lo que quiere ser, por qué impedirle que experimente lo que el deseo le pida?. Las personas han de ser libres sin cortarles las alas. Todo el mundo tiene derecho a volar.



Y de repente,se me ocurre que esta preciosa canción es para escucharla lentamente, despacio, abriendo la jaula y dejando volar al pájaro. Y escuchar al niño cantar. 

Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío
no habría escapado.
Pero así,
Habría dejado de ser pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era un pájaro.
          Mikel Laboa







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