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sábado, 16 de enero de 2016

Gallegos Valientes

"O día do Medulio
con sangue quente e roxa
mercámo-lo dereito
á libre honrada chouza!"
   (Ramón Cabanillas, "En pé, en pé! 1917




La esclavitud es una forma de sometimiento del hombre por el hombre, que se practica desde la antigüedad y para vergüenza de éste, continúa actualmente bajo formas muy diversas.

Existieron muchos pueblos que preferían la muerte antes que quedar privados de libertad.

En el año 22 a.C. faltaban pocas tierras en Gallaecia por ser dominadas por los romanos, sin embargo aún quedaba un buen número de sublevados dispuestos a morir antes de ser convertidos en esclavos.
A la orilla del río Miño se elevaba el monte Medulio; monte difícil y escarpado, lleno de rocas y peñas, casi inaccesible.
Los propios guerreros habían creado un foso para aumentar la resistencia ante los romanos que iban llegando y estaban cada vez más cerca. Se escondieron en distintos lugares para sorprender a las centurias y a dos legiones romanas que esperaban al otro lado del río Miño. Los centuriones Antisio y Firmio, cada uno por un lado diferente, dirigían sus cohortes de legionarios de cara a la cima.
Estaban deseosos de aniquilar cuanto antes a los resistentes guerreros galaicos que habían ido colocando trampas diseminadas por las laderas del monte y esto estaba creando bastantes bajas entre los romanos que caían heridos en ellas durante la ascensión. El terreno, en definitiva, se les hacía impracticable para la batalla. Poco a poco iban llegando al gran foso que había sido creado por los aliados resistentes. El sol comenzaba a elevarse y se ocultaba de vez en cuando por alguna nube negra amenazando lluvia. Se acercaba el mediodía.
Rodeados por todos los flancos de la montaña no tenían otra opción que esperar la llegada de los romanos y cuando estos superaron el foso comenzaron a lanzar piedras y antorchas que pronto comenzaron a crear incendios al prender los tojos, haciendo más difícil y ardua la ascensión al monte Medulio.
Las mujeres prendían antorchas, creaban cadenas humanas para hacerlas llegar a los hombre que se encontraban en el acantilado. Los niños recopilaban piedras de distintos tamaños y creaban montículos cerca de los adultos para que estos las lanzasen. A punto estaban los romanos de comenzar a escalar los últimos metros cuando de los matorrales salieron como furias los iracundos guerreros galaicos y comenzaron a matar con saña a los romanos.

Los recursos para defenderse se fueron haciendo escasos. Vieron morir a muchos guerreros cruzados por las lanzas romanas. Pero ya lo tenían todo programado, en caso de que sufriesen la derrota en la batalla, nunca se entregarían. O luchaban hasta la muerte o morirían suicidándose.
El tiempo se agotaba. Los niños habían ido recogiendo las bayas de los tejos de la zona. Todos comenzaron a repartirse las bayas rojas venenosas. Familias enteras se arremolinaban bajo las arboledas esperando el momento de la muerte. Algunos guerreros aun esperaban matar algunos romanos más, otros, en cambio, prefirieron morir junto a sus familiares hundiéndose una daga en el corazón cuando otros  abrazándose en un ritual hundían su espada en el corazón del amigo y compañero mientras ambos caían heridos de muerte.

Los romanos fueron llegando poco a poco a la cima: Quedaron perplejos al encontrarse una cantidad de guerreros gallegos, bravos y regios inertes en el suelo. Un suicidio múltiple por la libertad, por la libertad de las tierras de Galicia.
Así la honra de los últimos resistentes guerreros gallegos nunca más sería vencida.
Su historia sorprendió a las altas esferas de Roma que hablaban de la enorme valentía de los galaicos, muy parecida a la de los galos, que prefirieron morir con orgullo proclamando su libertad antes que ser esclavizados.
A Galicia le llamaron la pequeña Galia.
El monte Medulio, abandonado con las víctimas en su cima se convirtió en el símbolo de la libertad de las tierras Galaicas.
La mayor parte se libró de la cautividad que para una gente hasta entonces indómita parecía más intolerable que la muerte.












viernes, 27 de noviembre de 2015

LA HIERBA DE ENAMORAR

HERBA DE NAMORAR O NAMORADEIRA
     
Se va Noviembre que tiene su propio refrán. " Dichoso mes, que empieza por Todos los Santos y, termina por San Andrés".
Para nosotros, los gallegos, tiempo de peregrinar a uno de los santuarios que tiene su propio misterio. Todavía vive la tradición del romero que sube al monte, que cree en el agua milagrosa de la fuente de los tres caños y que busca la "herba de namorar"
Cuenta la leyenda que San Andrés llega a la costa de Ortegal en una lancha de piedra, y por eso los romeros cantan: " O divino San Andrés, mandou empedrar o mar, para que os seus romeiriños, o foran a visitar".


Imposible borrar el recuerdo de un lugar como este, donde los impresionantes acantilados, los más altos de la Europa continental, 612 metros sobre el nivel del mar, son una ventana natural desde donde asomarse al mundo. Aquí, en la sierra de la Capelada, crece la armeria marítima, o clavel del aire, "la hierba de namorar", capaz de modificar, eso dicen, los comportamientos en el amor.
 No sé si es efectivo, pero  Galicia. tenía que tener una hierba así, mágica y hechicera.
 La hierba, se tiene que coger en la noche de San Juan y de manera discreta se la entregará a la persona querida. Después, ella se encargará de enamorarla. Hay quien dice que es tan efectiva que no existe antídoto capaz de deshacer el amor que su ayuda provoca.
La "namoradeira", se encuentra cerca de los acantilados; al desamparo de los vientos marinos.
Esta hierba tiene unas flores claras y menudas, con pequeños y finos pétalos que bailan, sin desprenderse de sus tallos, al son de los fuertes rugidos del viento cuando azota el temporal.



Quiéreme, dice la canción de Aute, Quiérelo o quiérela, dice la "namoradeira" ,según sea quien solicita la ayuda de la flor.
















sábado, 14 de marzo de 2015

La Costa de la muerte

Una región de Galicia que fue considerada el fin del mundo durante el Imperio romano: "A Costa da Morte"

Cuenta la leyenda... así comienzan todos los relatos de antaño donde el misterio, la incógnita y la magia están garantizados; pues sí, cuenta esta leyenda y habla de un lugar de la costa gallega donde la fuerza del mar se deja sentir en sus enormes acantilados haciéndolos especialmente abruptos y escarpados. 
El mar aquí no tiene piedad ni con barcos ni con hombres y hace de esta zona un cementerio para cientos de marinos.
"A Costa da Morte": Impresiona su nombre, también impresiona el lugar y no solo por su belleza, sino también por su soledad, su silencio, su grandiosidad.

Se debe su nombre a la cantidad de naufragios y muertes que en esta zona ocurrieron desde cientos de años atrás.

Varias son las leyendas que se cuentan de este lugar pero quizás la más antigua y la más impactante tuvo que originarse en tiempos muy remotos en donde las únicas señales marítimas posibles eran la costumbre ancestral de hacer sonar las caracolas de mar en los días de niebla y las hogueras, que las mujeres encendían en los cabos y atalayas para señalar a sus hombres el camino de regreso a tierra.

 Yo he oído el sonido de los faros en multitud de ocasiones cuando las nieblas rodean los barcos en una trampa mortal. Es un sonido que parece salir de las entrañas del mismo mar, es un sonido que guía en una ceguera sin límite, es un sonido lúgubre pero, al fin y a la postre, un sonido esperanzador ya que en esos instantes no hay nada que te guíe más que ese sonido que se cuela entre la niebla. 

El excesivo número de hundimientos que se han dado a lo largo de esta costa, culpabilizando a las gentes de este lugar, fue seguramente lo que le dio ese nombre a esta zona ya desde tiempos antiguos.

Se dice que en las noches de temporal y de poca visibilidad, cuando las nieblas se asentaban por días sobre la zona e impedían a los navegantes avistar la costa, pequeños grupos de paisanos acuciados por el hambre y la miseria provocaban los naufragios de los barcos para apropiarse de sus cargamentos con la artimaña de la vaca-farol.


Acudían con sus bueyes a pasearlos por los límites de los cabos, colgando de los cuernos pequeños faroles encendidos que simulaban el balanceo de las luces de otras embarcaciones navegando. Los marinos, que navegaban en el lugar, confundían la luz de estos faroles con la luz de otras embarcaciones que navegaban más cerca de la costa y a mayor resguardo de la tempestad y así, optaban por imitarla, aproximándose también y estrellándose sin remedio contra los acantilados, cayendo así, en una trampa mortal.



En pocos minutos el barco estaba perdido porque entonces las gentes del lugar aprovechaban para saquearlo y si fuera preciso asesinar a los indefensos náufragos. 

Si esta historia es cierta, es imposible de saber pues en esta tierra el silencio se mantiene sobre los asuntos delicados que no van con ellos. Este silencio cómplice es el que ha impedido que nunca se haya probado este proceder tan bárbaro, si es que alguna vez se produjo. 

Quizás no haya sido nunca la piratería ni tampoco las gentes del lugar que en multitud de ocasiones arriesgaron sus vidas con un gran mar de arbolada y se lanzaron a ella para auxiliar a los náufragos. La muerte es una constante en estos pueblos que son acariciados a veces y otras golpeados por la fuerza de su océano.

domingo, 8 de marzo de 2015

¡HABELAS,HAINAS!




"Vengo del país de la lluvia eterna
Vengo del fin del mundo.
Soy de donde el agua muda la eternidad en melancolía y la melancolía se torna en nostalgia perenne.
Vengo de la más hermosa tierra que la naturaleza, en su eternidad, pudo parir.
Vengo de la piedra y el viento del norte, gélido y eterno.
Soy del país que los hombres llaman Galicia.
Soy de la tierra que los dioses quisieron llamar ETERNIA."

Galicia, es tierra envuelta tantas veces en niebla grisácea que hace que todo sea misterioso. Cualquier ser extraño y maléfico puede existir escondido en ella mientras avanza entre los árboles del bosque y entre los valles envolviéndolo todo en una luz suave, clara y tamizada por las sombras. Hace que puedas viajar en el tiempo y escuchar antiguas historias olvidadas que ya sólo ella recuerda.

Amparada llega la noche, el mundo parece pararse, todo es silencio, todo es serenidad. Se prepara para el atardecer y, las criaturas de la noche comienzan a despertar. Las sombras se extienden, huele a tierra húmeda, brotes frescos. Se  oye el agua del río, las hojas que se mueven con la brisa y en lo alto, una luna quiere asomarse entre las nubes.

Allí, en los caminos donde el viento silba y azota la lluvia, en las fragas umbrías, en las encrucijadas de los caminos podemos encontrarnos con estos seres misteriosos, mágicos y, notar su presencia mientras un escalofrío de miedo recorre nuestro cuerpo.




Si de noche has de cruzar caminos en Galicia habrás de tener cuidado con una de las Meigas que habitan en esta tierra. Su aspecto de anciana no llamaría la atención de nadie, de no ser porque las prendas que lava en el río están siempre manchadas de sangre. Ésa es su condena ya que, mató a su hijo recién nacido y debe limpiar las ropas ensangrentadas noche tras noche durante toda  la eternidad. 
Ella pide ayuda, pero no te detengas, ni la mires si quiera, porque aquél que intenta ayudarla desaparecerá para siempre.


A LAVANDEIRA DA NOITE

"Era unha noite de lúa,
Era unha noite clara,                                            
Eu pasaba po-lo río
Da volta da muiñada.

Topei unha lavandeira
 que lavaba ó par da auga. 
Ela lavaba no río
E unha cántiga cantaba.

Moza que ves do muiño
Moza que vas po-la estrada
Axúdame a retorcer
Miña sábana lavada.                             

Desparece a lavandeira
como fumeira espallada
onde as sábanas tendera
Poza de sangue deixara.
Era unha noite de lúa
Era unha noite clara"


Y para protegerse de las meigas dañinas:

Colocar una escoba vuelta del revés tras la puerta de entrada.
Llevar un diente de ajo.
Tener en casa ramas de laurel.
Y por último poseer colgantes de distintas piedras que sean capaces de rechazar encantamientos.

 ¡ Eu non creo nas meigas, pero habelas hainas!

Y como en todo, y... siempre, que cada cual saque sus propias conclusiones.




jueves, 22 de enero de 2015

LA RIBEIRA SACRA


Miles de historias y leyendas rodean este lugar como en casi cualquier otro de Galicia, sin embargo, es ésta quizás una de las más bellas. El dios Júpiter se quedó prendado de la hermosura de esta tierra gallega y para poseerla, la atravesó con un río, el Miño, sin embargo su esposa, la diosa Juno que no deseaba compartir su amor con una extraña pensó que Júpiter la repudiaría si en la faz de aquella hermosa tierra abría una profunda herida. Una herida que en algunos lugares casi alcanza 300 m de desnivel en la vertical y que hoy son los Cañones del Sil.



Podemos navegar el río en un tramo de 40 km admirando las laderas de la Ribeira y siguiendo el curso del río contemplar las viñas en los socalcos o escalones de piedra que datan de la época de los romanos.

Discurre el río por el sur de la provincia de Lugo y el norte de la provincia de Orense haciendo frontera natural entre ambas.
Antes de desembocar en el Miño, el río Sil extiende sus aguas a lo largo de un profundo cañón navegable, una garganta excavada por el mismo. Un precioso cañón y una preciosa garganta.

Hay un lugar especialmente mágico llamado O cabo do Mundo, un meandro del Miño, una península que obliga al cauce del río a dar una cerrada curva formando un paisaje bellísimo. 

Imposible no extender la mirada por las aguas del río y por los viñedos y mimosas que cubren la ladera, en la que, según en la época del año en que se visite, este lugar estará pintado de colores diferentes: desde el amarillo de las mimosas en Marzo a los rojizos y dorados de la viñas en otoño o los verdes del verano e invierno. Estamos en Nogueira de Pedrido. Apenas un puñado de casas de piedra tapizadas de musgo como cualquiera de las aldeas que pueblan esta tierra y, así durante todo el recorrido de estas aguas, los mares interiores de Galicia, llenaran de belleza nuestro corazón.


sábado, 22 de noviembre de 2014

Que las estrellas guíen tu camino



Según cuenta la leyenda, existe un camino en el cielo y otro en la tierra que conducen a un punto sagrado y místico, venerado desde hace mucho tiempo. Es conocido como “Campo de Estrellas”, hoy en día, Santiago de Compostela.

La historia cuenta que en torno al año 813 un ermitaño llamado Pelayo, que vivía en el bosque de Libredón - hoy las calles que rodean la Catedral Compostelana -, vio durante varias noches un enorme resplandor en el cielo, una estrella gigantesca que indicaba un punto determinado.
 Y aquí fue, donde Pelayo encontró una extraña tumba de piedra, hoy la tumba del Apóstol Santiago. Y así fue como durante siglos los peregrinos miraron al cielo para seguir la Vía Láctea que lleva la misma dirección que la del caminante a Compostela.


                                            Plaza de la Quintana @  Paco Rodriguez

La primera vez que salí de noche por las rúas de Santiago algo dulce y amable me embrujó. A partir de entonces me gustaba recorrer sin rumbo calles y callejuelas, rúas y plazas envueltas en esa magia especial que va envuelta en el aire.
La lluvia va marcando el ritmo del silencio; ese silencio roto por el sonido grave y profundo de la campana de la catedral, la Berenguela. Cuando el paseo es nocturno y va acompañado de la lluvia uno puede emocionarse bajo ese orballo menudo que va calando con su cadencia. Callejear y callejear entre las sombras,  meterse en el corazón de las rúas, caminar sin prisa bajo sus soportales mientras la luz juega a pintar las piedras con reflejos dorados que bailan porque tienen su propia vida y encierran el arte de un pincel maravilloso que solo la naturaleza sabe crear.

Los faroles han alumbrado tantas historias que se han convertido en  testigos mudos del acontecer de la vida de la ciudad. En ocasiones, aparece la luna plateada entre grandes nubes para cobijar a todo aquel que encuentra su camino o su meta en Compostela.

Cada día al ocultarse el sol e iluminarse la Catedral, el fantasma del peregrino hace su aparición en la esquina más próxima a Platerías como esperando la apertura de la Puerta real, quizás, ha de quedarse en Compostela para siempre condenado a peregrinar por el resto de la eternidad y recorrer cada noche esas callejuelas donde la luz y la lluvia se han convertido en arte. En realidad, solo se necesita silencio para poder oír a Compostela.








domingo, 16 de noviembre de 2014

Nosa Señora Da Barca

Galicia está hoy encapotada de nubes negras y grises. Mil cien rayos cayeron sobre ella el día de ayer. Fuertes vientos azotan sus costas volviendo la mar salvaje y peligrosa. Parece querer adentrarse en la tierra y llevarse a lo más hondo lo que encuentra a su paso. El miedo a los naufragios y a las tempestades hacen que sus habitantes se encomienden  a los santos que más veneran.


El santuario de Nosa Señora da Barca, es junto con Fisterra, meta del camino de Santiago. La leyenda cuenta que el Apóstol llegó un día a esta orilla del mar de Muxía vencido y desalentado por las dificultades que encontraba en la evangelización de Galicia. Allí sobre las olas de este océano salvaje vio acercarse una barca con el casco, la vela y el timón de piedra que hoy en día es reconocida en tres rocas: a pedra de abalar, a pedra dos cadrís e a pedra do timón.
El pasado año, durante una fuerte tempestad, un rayo cayó sobre el santuario causando graves daños,  ocasionando un incendio.


La romería de Nosa Señora da Barca, en Muxía, es una de las más importantes y de mayor tradición  de Galicia.
La Santa no protege contra ningún mal en concreto, sino que debe su popularidad a que concede todo aquel favor que le sea solicitado con fe.

sábado, 1 de noviembre de 2014

La Santa Compaña: mensajeros de la muerte


En la noche cerrada, negra y oscura de difuntos, una fantasmagórica procesión avanza por los caminos en Galicia. La forman los muertos de la parroquia o almas en pena, difuntos condenados a vagar por la tierra hasta purgar los pecados que cometieron en vida.
Caminan despacio, majestuosamente y sin rumbo en dos largas filas con velas encendidas de tal manera que su luz se ve a lo lejos.
Este funesto desfile se dirige a las casas en las que se va a producir una muerte llevando los oleos a los moribundos que, en ocasiones, puede, incluso, ser un año antes de la defunción.

No todos los que van en el cortejo están muertos, con ellos va una persona viva que lleva una cruz y un caldero con agua bendita.

 La única manera de librarse de esta penosa tarea es darle la cruz a otro infortunado. Este quedará a su vez condenado a preceder al acompañamiento en su eterno vagar nocturno.

Hay...quien dice que los acompañantes de la procesión solo van en espíritu, mientras que su cuerpo se queda en la cama.
 Si te la encuentras debes seguir tu camino sin detenerte y sin mirar hacia atrás porque si no estás perdido ya que su principal peligro es tener que llevar la cruz durante largas noches.

Hay quien dice que la ha visto, hay quien dice que no existe. Cada cual...

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Hierba de enamorar


HIERBA DE NAMORAR O NAMORAREIRA

Asi se llama esta planta que crece cerca de los acantilados y zonas costeras donde el viento, a veces, los bate sin piedad.
Tiene la, Namorareira, unos pequeños y finos pétalos de color rosa que se agitan sin desprenderse de sus tallos, al son de fuertes vientos y de un violento oleaje.
Una de las muchas leyendas que existen en Galicia dice, que esta planta recogida en la noche de San Juan, tiene el poder de enamorar a la persona más esquiva. Para ello debe llegar de una manera discreta a la persona querida, escondida, por ejemplo, en un bolsillo de su ropa. A partir de ese momento la hierba se encargará de enamorarla.
 Hay quien dice que su efecto es tan eficaz que no existe antídoto capaz de deshacer el amor que su ayuda provoca.




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