El Miércoles de Ceniza comienza la Cuaresma, período de 40 días que comprende desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Ramos. Es este un día religioso que señala el fin de los días de disfrazarse y divertirse durante el Carnaval. Es el día en el que se celebra una jornada festiva conocida como " El entierro de la sardina".
Hay dos versiones sobre el origen de este "Entierro".
La primera nos explica que la costumbre de enterrar la sardina nació hace tres siglos en Madrid durante las fiestas que se celebraban justo antes de que comenzara la "Cuaresma". En ese día la gente se reunía en el campo y lo que se enterraba no era un pez, sino un cerdo abierto en canal al que se llamaba "cerdina ".
La otra versión de esta historia cuenta que el rey Carlos III quiso celebrar el final del Carnaval con el pueblo y ordenó traer sardinas para la celebración. El día se presentó muy caluroso, atípico para la época del año en la que se encontraban., en consecuencia debido al calor, las sardinas se descompusieron y para alejar el mal olor que desprendían, la comitiva decidió enterrar el pescado en la Casa de Campo.
La tradición se fue extendiendo por otros pueblos y ciudades del país adoptando la costumbre de oído y, como la tradición se transmitía oralmente se fueron confundiendo los términos, la "cerdina" acabó siendo "sardina" y así en esta confusión lingüística, la sardina se ha convertido en la protagonista del final de las fiestas de carnaval.
Esta fiesta tan popular la hizo famosa el pintor Francisco de Goya en una pintura que se titula así "El entierro de la sardina", fechada entre 1812 y 1819.
Pero para entender mejor el significado de este "entierro de la sardina" tenemos que buscar los orígenes del Carnaval que según muchos historiadores nos llevan hasta Egipto.
La fiesta consistía en una serie de bailes y cánticos en la que los participantes usaban máscaras y disfraces como símbolo de la "inexistencia de clases sociales"
Más tarde esta tradición llegó a Grecia algo transformada. La nueva costumbre consistía en pasear un barco con ruedas por las calles mientras el público bailaba todo tipo de danzas. De allí pasó a Roma tras una nueva transformación, en los que se practicaban ritos de inversión, como el de que los siervos se equiparasen aquel día a los amos.
Todas estas ceremonias tenían un punto en común. Estaban asociadas a fenómenos espirituales, astronómicos, a ciclos naturales y se manifestaban a través de la danza, los cánticos, la sátira, las máscaras y el desorden.
Las fiestas suplían la necesidad de libertad para todos. Ricos y pobres se mezclaban durante el carnaval sin reconocerse bajo la tela del disfraz.
Representaba el desorden y lo prohibido y no fue bien visto por la Iglesia que consideraba al carnaval demasiado permisivo a las emociones, placeres y deseos de la gente.
Con "el entierro de la sardina", el desenfreno y los sentimientos de liberación se hacen pasar por la hoguera y así se toma el fuego como símbolo de liberación y regeneración, invitando al pueblo a una reflexión colectiva, que en definitiva es una llamada al orden.
El "entierro de la sardina" es por lo tanto, la expresión simbólica de lo ocurrido en el pasado, que va a ser enterrado. Hay que destruirlo, eliminarlo, echarle tierra para que pueda renacer una sociedad nueva ya transformada y a gusto de la Iglesia.
Esta fiesta tan popular la hizo famosa el pintor Francisco de Goya en una pintura que se titula así "El entierro de la sardina", fechada entre 1812 y 1819.
Pero para entender mejor el significado de este "entierro de la sardina" tenemos que buscar los orígenes del Carnaval que según muchos historiadores nos llevan hasta Egipto.
La fiesta consistía en una serie de bailes y cánticos en la que los participantes usaban máscaras y disfraces como símbolo de la "inexistencia de clases sociales"
Más tarde esta tradición llegó a Grecia algo transformada. La nueva costumbre consistía en pasear un barco con ruedas por las calles mientras el público bailaba todo tipo de danzas. De allí pasó a Roma tras una nueva transformación, en los que se practicaban ritos de inversión, como el de que los siervos se equiparasen aquel día a los amos.
Todas estas ceremonias tenían un punto en común. Estaban asociadas a fenómenos espirituales, astronómicos, a ciclos naturales y se manifestaban a través de la danza, los cánticos, la sátira, las máscaras y el desorden.
Las fiestas suplían la necesidad de libertad para todos. Ricos y pobres se mezclaban durante el carnaval sin reconocerse bajo la tela del disfraz.
Representaba el desorden y lo prohibido y no fue bien visto por la Iglesia que consideraba al carnaval demasiado permisivo a las emociones, placeres y deseos de la gente.
Con "el entierro de la sardina", el desenfreno y los sentimientos de liberación se hacen pasar por la hoguera y así se toma el fuego como símbolo de liberación y regeneración, invitando al pueblo a una reflexión colectiva, que en definitiva es una llamada al orden.
El "entierro de la sardina" es por lo tanto, la expresión simbólica de lo ocurrido en el pasado, que va a ser enterrado. Hay que destruirlo, eliminarlo, echarle tierra para que pueda renacer una sociedad nueva ya transformada y a gusto de la Iglesia.