jueves, 1 de octubre de 2020

En los días de otoño.



 En los días de otoño los ríos se llevan las flores y hace que reverdezca la piel de la montaña de altas cumbres y también los valles profundos. El musgo, agostado después del calor del verano, reverdece sobre las rocas de granito, las cruces de los hórreos, las ermitas ...su tacto es suave y agradable haciendo del paisaje un nuevo mundo más limpio.

      

El mundo vibra, aquí, donde el tiempo parece no existir y las aldeas parecen brotar de la tierra como pequeños cúmulos de hongos. La naturaleza encierra un universo de fauna y flora único con formas tradicionales que se han mantenido casi inalteradas desde hace siglos.

Galicia está llena de prados y de regatos de aguas limpias que el sol suave, en esta época del año, llena de caricias. La tierra se hace silenciosa en otoño y las aldeas que aparecen enraizadas en las laderas parecen brillar bajo el sol; los gallos cantan una nueva alborada porque nuevas gentes han venido a habitarlas.

En esta tierra, en algunos de sus lugares, las montañas tocan el cielo y los bosques se transforman en un mar infinito de verdes que nos invitan a perdernos en él para descubrir sus secretos y la maravillas naturales que esconde.

Si nos vamos hasta lo alto de la montaña conoceremos la piedra básica de inciertos orígenes que no es más que la huella de la historia. Si caminamos los senderos, estos, nos conducirán hasta la belleza armónica de la soledad y, en el valle buscando el salto de agua, veremos reflejar la luz en miles de gotitas que  saltan entre las piedras. 

Las aldeas cercanas son su paisaje más vivo a pesar de la dureza de la montaña y allá en el Courel, es agradable sentir el viento de la cumbre, en la vieja casa recuperada, a la que han vuelto algunos pocos de los muchos que se fueron. Sabemos que algunos de esos pueblos se quedaron sin gente, aunque ahora  parecen volver a la vida.

La calma otoñal de la montaña nos permite escuchar el rumor del regato transparente y las canciones de los pájaros nos animan el paso en el poco frecuentado camino de la sierra.

Y el color del otoño nos dejará asombrados por los castiñeiros de los soutos y las devesas y una vez que escuches como cantan los pájaros y el agua, el espíritu de esta tierra penetrará en ti.

            




miércoles, 23 de septiembre de 2020

Las aterradoras máscaras de la Peste negra II

 En  una de las épocas más oscuras de la humanidad pocas máscaras han llamado tanto la atención como las utilizadas durante el tiempo que duró la epidemia de la Peste negra . En ellas se mezcla lo siniestro y lo inquietante, despertándose quizás un miedo atávico a la propia muerte y, sobre todo a la enfermedad.

Las gente moría asustada, abandonada, dolida en el alma y en el cuerpo en una de las épocas más terribles. Pocas máscaras han llamado en ningún otro momento, tanta atención como las utilizadas durante las epidemias de la Peste negra.

Esta máscara formó parte del clásico atuendo del llamado <<Il dottore della Peste>>. Una vestimenta que más tarde , ha pasado a formar parte del atuendo tradicional de disfraces en el famoso Carnaval de Venecia.

Si volvemos atrás en el tiempo nos encontramos en una de las épocas más oscuras y más duras, allí donde la peste negra andaba con pies de gigante. Asoló Asia y Europa en varias ocasiones. Se sufrían graves hemorragias, fiebres y una muerte casi siempre inevitable. Los médicos en esta época se vieron obligados a idear una vestimenta especial para evitar contagios, pero no fue hasta  la segunda  epidemia- sucedida entre -1575 y 1577- cuando se empezaron a usar con más frecuencia este tipo de máscaras. En especial en Venecia donde había tenido su origen.

En aquel momento se creía aún que la enfermedad se transmitía por el aire y penetraba por los poros de la piel, por eso se establecieron las siguientes protecciones para << il dottore della Peste>>

Sombrero de ala ancha, gafas, guantes de cuero, un enorme abrigo encerado hasta los pies, una enorme vara para examinar al paciente sin necesidad de tocarlo y una máscara con forma de pico de ave, de tal forma que el impacto que recibía la gente enferma cuando el médico le visitaba era terrorífico.

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La máscara de los médicos de la Peste, era siempre alargada con un pico muy semejante al de las aves. La longitud era siempre la misma, la justa para mantener una prudente distancia del paciente y no respirar así su >>aliento envenenado>>.

En el interior del pico, se introducían elementos aromáticos, como mirra, láudano, alcanfor, hojas de menta, pétalos de rosa, clavos de olor... elementos que según los médicos, podían paliar la introducción de la enfermedad en las vías aéreas. La verdad es que muchos eran los médicos que terminaban infectándose ya que su eficacia como protección era escasa.

El dolor que acompañaba a la gente en aquellos días por la horrible enfermedad, era resguardado por un extraño personaje que se paseaba por las calles de las ciudades afectadas entre gritos de dolor y súplicas de los que padecían la enfermedad. Los familiares de los afectados, en su desesperación por ayudarles, buscaban ayuda de personas que pudieran proporcionar una cura.
Una figura que, sin duda, a través de su aspecto,  inspiraba un miedo atroz. Sin embargo, a pesar de su aspecto, el médico de la peste negra se convirtió en aquella época en la única persona capaz de infundir esperanza entre los afectados.
Eran personajes misteriosos tanto por su apariencia como por el significado de su presencia en la región. Se mantenían completamente alejados de los ciudadanos para evitar el posible contagio de la enfermedad que trataban. La curiosa máscara los mantenía alejados de los pacientes disminuyendo de esta manera el contagio directo. Estos doctores también asesoraban a los pacientes de como morir y afrontar ese miedo con el menor sufrimiento posible. Algo que no se contempla hoy en día.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

La peste negra I



Fue la pandemia más devastadora en la historia de la humanidad. Se transmitía  a través de las ratas y en la Edad Media la falta de higiene y el hacinamiento de la población favorecía su trasmisión sin dificultad. Se estima que esta plaga acabó con 50 millones de europeos.

Cuentan que a comienzos de 1348 entró en Baiona la muerte negra y en pocos meses se extendió por toda Galicia, aniquilando un tercio de su población.

La epidemia llegó en el cuerpo de una pulga que viajaba sobre una rata negra y que viajaba como polizón en un barco que recaló en el puerto de Baiona.

Aquella rata y aquel año cambiaron la historia de Galicia y de medio mundo porque la gran epidemia de la peste negra no solo diezmó a la población del siglo XIV, sino que revolucionó la sociedad, propiciando el gran cambio de la Edad Media hacia la edad Moderna.Nunca un pequeño bacilo hizo  tanto por retorcer la historia del mundo.

La máscara de los médicos de la Peste eran siempre alargadas, con un pico muy semejante al de las aves.

 La longitud era siempre la misma, la justa para mantener una prudente distancia del paciente y no respirar así su < aliento envenenado>.

                                                                                    

En Galicia todo empezó con aquella rata que ahora está casi desaparecida pero en el siglo XIV era la que propagaba con rapidez las enfermedades.

La ruta de la peste hasta Baiona había sido larga. Cuando el caudillo mongol- Genghis Khan -invadió China había desatado el brote pues en la región del Himalaya había ratas negras portadoras de la peste de forma endémica.Más tarde la extendieron por toda Eurasia hasta llegar a Ucrania. 

Por la ruta de la seda arribó a grandes metrópolis europeas como Constantinopla o Venecia. Luego fue cuestión de tiempo que la epidemia avanzase de puerto en puerto hasta que en 1348 recaló en la ría de Vigo. En el verano de este año la enfermedad ya estaba en Compostela. Documentos de esa época hablan de casas despobladas por la muerte de familias enteras. La muerte negra mataba a ricos y pobres.

El pánico se apodera de la población. Muchos dejan las ciudades y huyen a los montes, ya que al ser la rata negra el principal vector, la peste se ceba con el mundo urbano. Además comienza a perseguirse a los judíos, que son acusados de propagar la dolencia.

De nada servía prohibir el desembarco a muchos buques que llegaban a los puertos gallegos ya que las ratas bajaban por las maromas a tierra sin necesidad de pasaporte.

Los cementerios de Galicia quedan desbordados, pero la enfermedad no desaparecía. En cada generación hubo un brote de peste hasta casi el siglo XVIII. A veces llegaba a través del Camino de Santiago. Ninguno fue tan fuerte como el primero, aún así en la de 1569, se contaron en Vigo miles de muertos. Tal era el pánico que existía, que se dictaban permisos por autoridades civiles y eclesiásticas para que la gente pudiera ausentarse de sus hogares y de sus trabajos y retirarse a vivir a los montes.


  Remitió en 1350, tras casi dos años azotando Galicia. Fue la más mortífera, la que cambió el mundo. Pero regresó una y otra vez hasta el siglo XVIII, aquel bacilo, que llegó en el cuerpo de una pulga, que viajaba a lomos de una rata, que era polizón de un barco que recaló al puerto de Baiona a comienzos del fatídico año de 1348.

lunes, 7 de septiembre de 2020

O raposo galego


 





  O raposo está a pásalo moi mal en Galicia, os cazadores galegos levan matado 75.000 zorros entre 2011 e 2017. 12000 cada ano. Esto é una auténtica vergoña, é una desfeita, que o raposo non merece.

 Hoxe o maior inimigo que teñen os raposos son os cazadores e o único inimigo natural que ten e o lobo. Nótase que ten poucos depredadores e que lobos non abundan moito e o lince non existe e así o raposo campa por tódolos lugares de Galicia. É o amo.  Non é difícil de ver, inda que é esquivo. Vese realmente todo o ano. Moitas veces cruzando a estrada, outras entre a matogueira baixa, etc...
Recorre una media de 7 Kms. diarios en busca de alimentos e marca de moitos xeitos o seu territorio. É un auténtico oportunista, ou sexa: consume alimentos dos que dispoña, de doado acceso, pouco traballo e baixo risco. Consume de todo o que pode e lle deixan. A súa especialidade son as galiñas e ovos. logo os coellos, pero vaille  todo: ratóns, ratas, toupos, ourizos e todo tipo de paxaros. Dependendo da época pode comer froitos ( as uvas por exemplo, gústanlle moito) e tamén insectos, por comer, come ata peixes.
 Son moi amigos de facer despensas. Sen  dúbida son precavidos.
A súa tobeira é moi profunda, sempre excavada en ladeiras orientadas o sur e con varias vías de acceso como corresponde a un animal que o verse perseguido require sair por varios lugares.
Teñen una forma moi curiosa de cazar; rebózase en terra para simular que está morto, incluso pode ata sacar a lingua e así parecer inda máis morto, deste xeito os corvos e outras aves carroñeiras vanse acercando ata que o raposo reacciona comendo a máis dunha.
 Un método moi eficaz que utilizan para botar as pulgas fora do seu corpo é o seguinte: collen una ramiña ou garabullo calquera dunha árbore, logo siguen con él na boca e métense, pouco a pouco, primeiro a cola, nun pequeño pozo dun río ou regato; as pulgas evidentemente van ocupando lugares do corpo que estén enxoitos. E así pouco a pouco o resto do corpo, dando tempo as pulgas e demais a ir ocupando lugares mellores. Cando o raposo observa que os seus parásitos están na rama, sae do río.

A súa mala fama está moi extendida. Fama de ladrón, de pícaro. Non é para tanto, . Eso sí, si te descuidas, adeus galiñas. Tamén pásase un pouco, as veces tamén mata e nonas leva.

O que contan del, sempre é de picarón. As veces faise o morto para tratar de burlas ós seus frustrados perseguidores. Cando caza é un auténtico fenómeno, por exemplo coas perdices utiliza una argucia moi propia: primeiro asusta as perdices e produce a chamada encarballeirada ( todas asperdices voan as árbores). Unha vez que ten fixada una perdiz subida o carballo, ponse abaixo a dar voltas rápidamente para adiante e para atrás, moito tempo. A perdiz loxicamente non lle perde a vista o raposo, e esa é a súa perdición xa que o final cae mareada.
Evidentemente o raposo ponse as botas.

¿Pero que é a liberdade para o raposo? Se conta que si queda prendido dunha pata é capaz de roer o óso ata que quede libre e escapar dese xeito...
Soio perde parte da súa intelixencia, cando está en celo. Esto é una norma xeral de casi todos os animais, incluso do home, e esta baixada de bandeira é aproveitada por algún para darlle caza de forma mais doada.
 A tradición ten convertido o raposo no símbolo da astucia e da sagacidade e cando falamos do raposo sabemos que se vale de mil argucias para conseguir os seus obxetivos que no son outros que vivir e alimentarse.
En moitos pobos do mundo o raposo está relacionado có espíritu do bosque ou da montaña e tamén co espíritu do mal; pero no fondo sempre se considerou que este animal era astuto e intelixente e por suposto moi prudente.





martes, 25 de agosto de 2020

A pedra da serpe

Los Petroglifos dejados por nuestros ancestros son  vestigios de carácter simbólico de un verdadero conocimiento tan amplio que hoy en día es casi imposible comprenderlos; lejos de ser primitivos o de gente sin cultura, es todo lo contrario, estas obras de arte fueron realizadas por verdaderos científicos, con una cultura muy amplia tanto en astrología, astronomía, ingeniería, matemáticas, topografía y todo aquello que encaje en los cuatro pilares del conocimiento: ciencia, filosofía, arte y mística, y unido a esto, comprendían la íntima relación que existe entre el humano con el sistema solar, nuestra galaxia y el universo.
Cuidadosos de  que su conocimiento prevaleciera a través del tiempo, se dieron a la tarea de grabarlos en piedra para que aquel que tuviera entendimiento, entendiera el mensaje y de la misma manera prevaleciera oculto para aquél, que viendo, no ve.
De origen desconocido y fecha incierta, A pedra da Serpe es la joya de los petroglifos de la Costa da Morte monumento único de suma importancia, despertó la curiosidad de muchos historiadores y aún hoy sigue siendo objeto de estudio. Se trata de una roca de granito con el relieve de una serpiente, sobre la que se clavó una cruz. En la base del crucero se puede apreciar la figura de una serpiente alada, algo excepcional en el mundo occidental.

Cuenta la leyenda que fue San Adrián, patrón de esta parroquia. el que libró a esta tierra de una plaga de serpientes al golpear fuertemente el suelo con el pie y hacerlas desaparecer a todas, quedando encantadas bajo esta piedra.
El culto a la serpiente aparece en tiempos prehistóricos y es símbolo del conocimiento y de  sabiduría oculta, aunque la realización de este relieve sea posterior: romana, medieval o incluso más tardía. Estos cultos paganos tan arraigados que se manifiestan en otros lugares de la costa atlántica fueron combatidos por la Iglesia católica, que cristianizó muchos de ellos.
En Galicia las representaciones de las serpientes se remontan a la época megalítica, apareciendo algunos grabados en dólmenes y en algunos yacimientos de los castros, pero el relieve figurativo, como el de esta piedra, sólo aparece a partir de la romanización.
El significado de la simbología de la serpiente es muy variado y, en muchos casos desconocido. Se ha relacionado con la idea de la fecundidad, como protectora de tesoros, como símbolo de curación y eternidad y también como elemento demoníaco.






jueves, 20 de agosto de 2020

El silencio

Mmmmmmmmmm


Las formas del silencio
de Carmen Pardo
Es preciso perderse para empezar a escuchar.
Es preciso hacer el silencio en la escucha y en la mirada para descubrir las formas del silencio.
El silencio se escribe, se ofrece a la escucha. En la escritura musical el silencio es figura y cada nota figurada
posee su recíproca figura silenciosa, la figura de pausa. Una figura que mide el silencio.
En el lenguaje verbal también se grafía el silencio. Así, los puntos suspensivos dejan colgado el discurso, lo
suspenden. Pero el valor de estos puntos depende de la palabra que los antecede.
Tanto el silencio del lenguaje como el silencio que se introduce en la música suelen ser respiraciones que reclaman
la atención. Respirar será crear el hueco en el que la atención puede desplegarse. El silencio es entonces como
un suspiro, el nombre con el que la tradición francesa del s.XVIII designaba al silencio del valor de una negra
en música. El silencio de negra es un suspiro, el de corchea medio suspiro, el de semicorchea un cuarto de suspiro...
Y en este suspirar tal vez sea posible modificar la forma en que se escucha, transformar el oído.
Aprender a escuchar, aprender a escuchar el silencio y el sonido van a provocar una autoalteración. Esta es como
es sabido, la enseñanza que nos brinda el músico norteamericano John Cage quien de modo magistral enseñó a
escuchar las formas del silencio. Unas formas que requieren destruir la grafía del lenguaje, de la memoria, para
mostrar que silencio y sonido siempre están en continuidad.
 1. Y en el centro... el silencio
En 1937, en una charla realizada en Seattle, el músico afirmaba: "Si la palabra "música" se considera sagrada y
reservada para los instrumentos de los siglos dieciocho y diecinueve, podemos sustituirla por otro término más
significativo: organización de sonido" . Esta definición, empleada asimismo por el músico francés Edgar Varèse,
expresaba la voluntad de transformar la composición musical en un lugar de organización donde tuvieran cabida
todos los sonidos:
los ruidos y el silencio. De este modo, la música del s.XX se fue alejando de un sistema composicional que,
comúnmente, era designado con la metáfora de la arquitectura.
En el interior de esa metáfora, el silencio posee un valor cuantitativo: la figura que lo representa y que indica por
cuanto tiempo se debe interrumpir la nota, así como un valor que podría llamarse intensivo y que depende del
lugar que ocupa el silencio en la composición. El modo en que se escucha el silencio en esas construcciones viene
determinado, generalmente, por la manera en que se atiende al sonido. Pero, se podría asimismo, escuchar el
sonido que continúa en función del silencio que le precede. No obstante, esta segunda posibilidad solía quedar
relegada y cuando se hablaba del silencio en música, se acostumbraba a afirmar que la función del silencio consistía
en concurrir al sentido de la melodía. En consecuencia, el silencio se convierte en una pausa cargada de intención.
El silencio es entonces ese suspirar que capta la atención con una intención prefijada, un silencio que puede crear
expectativas, un silencio que interrumpe...
Este procedimiento, se encuentra todavía prendido en la dualidad entre sonido y silencio. En este sentido, se
acostumbra a aludir al efecto o efectos que puede provocar el silencio. Unos efectos que están anclados en un
silencio que es solamente concebido como ausencia de sonido.
Frente a este silencio marcado con las huellas de la ausencia, los sonidos de la composición musical se presentan,Atender al silencio es escuchar lo que usualmente se escapa, lo que pasa desapercibido. Para ello es preciso parar
la actividad que urge y dirige hacia lo que se debe hacer o escuchar. Se hace necesario detener la rueda del dharma
por así decirlo, ocupando los tiempos fuertes, los tiempos que obtienen la máxima audiencia. El engarce entre los
sonidos, sabiamente conducidos, puede producir entonces lo que en el barroco se denominaban los afectos, o en
el romanticismo la expresión musical. Pero ¿qué ocurre cuando la composición se inicia con un silencio?, ¿cuando
el silencio ocupa los tiempos fuertes?
Se produce un contratiempo que puede dotar de una nueva dimensión a esa efectividad del silencio, que lo sitúa
en un obrar indeterminado aún, en un estado de indecisión. Esta indecisión del estado silencioso, en el que aquello
que se escucha es a veces pensado como si fuera el silencio mismo, es lo que se anuncia cuando se hace del silencio
una efectividad mayor. Se trata entonces de un silencio que se iguala al Vacío, a la Nada, pero que aún puede ser
inscrito en la dualidad entre sonido y silencio. Sin embargo, sólo hay que seguir escuchando para darse cuenta
de que después, cuando el sonido se inicia, las indecisiones van cobrando forma y el silencio suele ser relegado

sábado, 15 de agosto de 2020

EL MAR enmascarado

 A pesar de que el tiempo muchas veces se asomaba dudoso y las nubes parecían sospechosas, iba a estar con la playa,  a pisar la arena mojada y a sentir como resbalaba entre mis dedos cuando la ola rompía en la orilla. Respiraba algas y soñaba mundos y la libertad me llegaba a borbotones con la espuma y el vuelo de las gaviotas. Escuchaba su música y yo tarareaba al mismo tiempo.

Algunos surfistas cabalgaban a merced de la olas saliendo a su  encuentro porque aprendieron el idioma de los vientos y  las mareas.
 
Parece no importar cuantas veces nos perdamos en la visión de su inmensidad, siempre nos impresiona. Esa fuerza que transmite el mar, provoca una reacción peculiar en el ser humano; parece amplificar y sacar a la superficie nuestros pensamientos más profundos.
 
 Las circunstancias, sin embargo, nos han enmascarado a todos.

Nos asemejamos a los antiguos vaqueros y forajidos del viejo oeste americano. Se han disfrazado formas y modos y debemos aprender a entender de nuevo el lenguaje de los ojos, para comunicarnos y comprender a los demás. Nos estamos reinventando, readaptando a conversaciones filtradas por la incomodidad de una tela.

Enmascarado, el verano de 2020, llegó al fin. Nunca había tardado tanto en llegar. Lo esperábamos con ansia, con  esa ansia de libertad y desasosiego por poseer esa libertad que tiene el que ha carecido o carece de ella.
No sabemos con certeza si a la orilla del mar, enmascarados o no, o en las montañas el verano está aliviando la señal del miedo. Esta sensación de paréntesis acabará muy pronto y entonces llegará septiembre que como a un mal estudiante le pasará la factura que le debe, pues el verano no es más que un baile que, en septiembre, caerá de los tendederos, como los sueños.

"La libertad Sancho, es uno de los más preciados dones que, a los hombres, dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y se debe aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres".

Ahora, queramos o no, estamos cautivos de nosotros mismos.

Darlo todo al presente consiste en hacer todo lo que se ha podido en ese momento con respecto a lo que queremos. Es así como debemos construir nuestro destino, centrándonos en cada situación intentando dar lo mejor de nosotros mismos. Lo que vivimos actualmente no es más que la consecuencia de lo que hemos aprendido y de la actitud que tomamos ante cada una de nuestras experiencias, sin embargo, es evidente, que no todos aprendemos de la misma manera ni con la misma responsabilidad que implica la libertad de unos y otros.

 

 
 

lunes, 13 de julio de 2020

Faro de Cabo Vilán

cabo vilán costa da morteUno de los puntos más peligrosos de la costa gallega es el cabo Vilán. Su entorno natural es imponente tanto si nos acercarnos a él por mar como por tierra. Se yergue desafiante ante el Océano, como retándole. Solo se deja arrullar, orgulloso y regio, por las gaviotas que vuelan acercándose desde el infinito horizonte.
Estamos en Camariñas, en la Costa da Morte. Un lugar donde los naufragios se sucedieron sobre todo a finales del siglo XX. Son peligrosísimas estas aguas y también son de una belleza escandalosa, lo cual justificó la presencia de un faro que guiara a navegantes.
El faro primitivo que se encendía con una lámpara de émbolo de aceite de oliva no lograba superar con su luz el punto más alto de cabo Vilán, provocando zonas de oscuridad a pesar de que se intentó rebajar el terreno a base de dinamita.
El faro de Cabo Vilan señala uno de los tramos más peligrosos de la Costa de la Muerte, pero también uno de los más hermosos. Asomarse a ese océano que rompe sus olas contra las rocas imponentes de este lugar es, cuando menos, todo un privilegio . Allí se siente la libertad. Erguido a 125 m de altitud y unido al antiguo edificio de los fareros posee un potente cañón de luz, capaz de conseguir los 55 km.
 
El gobierno inglés, bandera de la mayor parte de los barcos hundidos en este punto, llega a exigir al gobierno español una mayor intensidad de luz en este lugar. Así todo, no será hasta 1885 cuando se apruebe la construcción del futuro faro de !ª orden para Vilán.


El 15 de Enero de 1896, en un momento en que los pueblos más próximos no tenían todavía luz eléctrica, entra en funcionamiento el nuevo faro de Vilán irrumpiendo como una gran novedad. El faro de Vilán será el primero de España en utilizar energía eléctrica.
Los ingenieros Francisco Lizárraga y Adolfo Pequeño, levantaron una torre octogonal de 24 metros de altura que aparenta más por el lugar en el que se ubicó: una roca a 80 metros sobre el nivel del mar.
descubrir costa da morte cabo vilano

Se dice que en los días de temporal la torre se mueve, abanea con el viento, pero los expertos aseguran que no hay nada que temer ya que esto indica la elasticidad de los materiales con los que está construido.
 
Su luz alcanza los 125 metros de altitud llegando a alcanzar los 55 kilómetros. En sus orígenes, se necesitaron seis fareros, un maquinista y un fogonero para dar servicio al faro por lo que se construyó un edificio de servicio que se encuentra unido a la torre por un túnel con más de cien escaleras. Actualmente, este espacio alberga un Centro de interpretación de los naufragios, faros y señales marítimas que guarda entre otras piezas originales, la primera linterna del faro

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La soledad de los fareros es entendida a veces como símbolo de libertad y aunque son unos enamorados del mar también saben que él, es un asesino.

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