lunes, 3 de febrero de 2020

Aturuxo.

El pueblo gallego siente y vive la música de una manera vital. El amor por ella le viene de antiguo.

Danzaban en sus fiestas al son de una flauta, guiando el baile con trompetas o hincando las rodillas en el suelo. Terminaban sus canciones con un prolongado " aturuxo" que, desde muy antiguo lanzaban los celtas gallegos.
                                                                                                       
El aturuxo es un grito gutural, agudo y prolongado. Emitido durante romerías y diversiones con diferente frecuencia e intensidad, según el espíritu festivo de los presentes;semejante al canto del gallo al despuntar la aurora, que en la época de los primeros pobladores de Galicia, exhalaban después de sus oraciones en el bosque sagrado, rindiendo adoración a la luna. Actualmente se lanza en las fiestas o foliadas, o bien como desafío entre dos grupos.
Es, en cualquier caso, la música gallega  un acariciar de sentimientos y emociones.
Al principio fue un grito de guerra, pero más adelante se convirtió en un grito de alegría en fiestas y romerías. Su origen está en las reuniones de los primeros pobladores de Galicia que se reunían en el "lubre" ( bosque de pinos en forma circular), donde bailaban entonando cánticos del país como las "foliadas" y terminaban siempre con un grito prolongado, parecido al que produce el canto del gallo llamado "aturuxo"

En esta música hay cierta tristeza indefinible, característica de los pueblos norteños. Se acompañaba de la gaita, pandereta y tamboril.

La influencia femenina en los celtas, trasciende en los cantos y bailes gallegos, ya que las mujeres son las que inventan las letras y la música para dar a conocer sus sentimientos.

Todo cuanto fuimos y somos está en nuestra música popular, estos cantos anónimos, transmitidos de padres a hijos,son el símbolo de nuestros sentimientos.



La "Alborada", el "Alalá", la "Foliada", la "Pandeirada", la "Ruada", el Berce o Arrollo" la "Música de gaita", canciones de "Cuna", los "Mayos", "Panxoliñas" y la "Muñeira"

La "Alborada" es una de las  melodía mas tiernas.

El "Alalá" es originario de los valles del Ulla y sus notas se prologan como un suspiro.

La "Foliada" es una pequeña fiesta dominguera donde se baila la jota, acompañada por la gaita.

El "Berce" o "Arrollo" es un canto dulce para dormir y tranquilizar a los niños.                                                          ALBORADA

La "Pandeirada" se canta a una sola voz y a coro, acompañado de un pandero, conchas...
                                                                                                     
La "Muñeira" una danza que se acompaña siempre de la gaita y es tan antigua como la gaita misma. 

El hombre, bailando solo, da saltos con frenético entusiasmo hasta que hinca la rodilla delante de la joven que ha elegido como pareja, después de diversos giros los hombres forman un círculo dentro y las mujeres fuera, hasta que se unen en el centro y bailan todos a un tiempo.
    
                                     

                                                                                ARRULLO                                                                                                                                                                                       

domingo, 12 de enero de 2020

La luna llena del lobo

 Cuando la oscuridad de la noche cubre todo el valle, una preciosa luna emerge tras los montes poblados de altísimos árboles iluminándonos con su blanquísíma luz. Es la reina de la noche.

 Todas las  Lunas llenas tiene un nombre asociado a cada mes del año. La de Enero es conocida como la luna del lobo.
Esta primera luna del año es conocida así hace más de dos siglos.

Fue asociada al lobo, ya que según los nativos americanos, los lobos se oían en el silencio de la noche con más frecuencia durante este período de invierno debido a la escasez de alimento y por tanto, se reunían para cazar.


El lobo es una animal sagrado, e incluso mitológico en muchos lugares del mundo. El vínculo entre el lobo y la Luna es ampliamente conocido y justamente en la noche del 10 de Enero de este año 2020 se vivió una nueva Luna del Lobo; la primera luna llena de un total de 13 que se registrarán durante 2020.


Con el frío intenso y las nieves gruesas del pleno invierno, las manadas de lobos aullaban en las afueras de las aldeas indias. Así fue como se le dio el nombre a la Luna llena de Enero.
A veces, también era nombrada como la Luna Vieja o la Luna después de Navidad. Algunos la llamaron la Luna llena de Nieve. Los celtas la llamaban Luna del Lago Sereno o Luna del Halcón.
Enero,climatológicamente hablando es un mes frío y duro. A menudo las manadas de lobos vagaban y aullaban hambrientos fuera de las aldeas de los indios entre las nieves del invierno.

 En el corazón de Enero los días son grises y las noches muy largas y frías. La pureza de la luz de la luna brilla sobre los blancos campos desnudos y sobre las aguas que se mueven lentamente bajo una gran capa de hielo.
EL mundo invernal sabe muy bien guardar sus secretos pero la Luna fría los conoce todos. Esta quietud no tiene nada que ver  con la muerte, sino con el sueño, a través del cual, el mundo se renueva esperando la primavera. La Luna fría sabe donde reposan todas y cada una de las semillas. Esta es su sabiduría ancestral.
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 El lobo un animal perseguido por dogmas que le han hecho perder su identidad propia. El Lobo, un animal sagrado de nuestra tierra ha protagonizado las hazañas más heroicas y también las más oscuras. Es, realmente, un animal social, atento a su familia y que defiende con bravura todo lo que representa ser parte de él. Como un símbolo celta, el Lobo fue una fuente de energía lunar. Según esta tradición , el lobo caza siempre al anochecer con el fin de permitir que el poder de la Luna le impregne de su magia.
Posee el instinto ligado a la inteligencia, valores sociales y familiares, astucia sobre el enemigo, habilidad de pasar desapercibido, constancia,y también la destreza de protegerse a sí mismo y a su familia.
La Luna del lobo se relaciona, pues con los animales hambrientos que, durante el frío invierno, aullaban desesperados ante la escasez de alimento.

domingo, 20 de octubre de 2019

CHOVE MIUDIÑO


 Soledad y misterio son los duendes permanentes de la noche compostelana, mientras la lluvia crece uniforme y apacible.
Se oye el pingar del agua, penetrándo en los sentidos hasta el lugar más recóndito del alma. Haciéndose, cayendo en espesos goterones, desparramándose, más húmeda que el llanto, hacia el mar de piedra de las viejas rúas que como dijera Valle Incán "Parecen inmovilizadas en un sueño de granito inmutable y eterno"
Poseídas por la niebla, con los ojos fijos en la húmeda oscuridad de la noche, las horas huyen, en infinito encanto, fugitivas de las sombras. Parece como si las referencias del tiempo se perdiesen en los caminos de la melancolía.
Es la noche sin transcurso un  interminable retablo de sombras ancestrales que destila tristeza y soledad. Bajo la luz amarillenta de las farolas, las formas del orballo se desprenden de la humedad y las tinieblas,  para surgir irracionales e intangibles, y la noche de compostela, tan fantástica  se llena de soledad y misterio.  
Por los confines de las viejas rúas,estrechas y románticas, entre la niebla y las luces, surgía, antaño, la altiva silueta de los tunos con las cintas enredándose en el viento y se oía el rasgueo de las guitarras y voces graves, que como dagas al aire cantaban con la misma vitalidad a Fonseca que a la "Farola del mar", uniendo para siempre los hermosos sueños que encanta el amor, como una confirmación de que en cualquier lugar del espacio y del tiempo, la amistad no tiene límites.
Amanece después Compostela, como siempre, entre las negras sombras del alba, más allá de otras sombras, más vagas y espesas, que pueblan el aire de la noche. Pero hay otra Compostela oculta, cuando el sol pone fin a la lluvia fina que aquí llamamos orballo. La belleza de la ciudad, también nos sorprende cuando asoma el sol pues la piedra refleja la luz y cada instante recobra su encanto.
Y sigue siendo arte cuando la piedra alarga su sombra, en ese instante que llamamos "luscofusco",que es el momento mágico en que el sol deja paso a la luna. Entonces, las luces se abren paso entre los soportales iluminando hasta el remordimiento de la piedra, mientras los pasos peregrinos van en busca del perdón.

domingo, 13 de octubre de 2019

Las aldeas se mueren


La gente ha abandonado las aldeas soñando con una vida mejor para apiñarse en las ciudades y en la multitud, encuentra su temida soledad. La soledad se está convirtiendo en una terrible plaga que azota la sociedad contemporánea.
Un total de 1726 aldeas ya están abandonadas. El abandono del rural está convirtiendo las aldeas gallegas en un erial. En ellas todavía resisten unos pocos, la mayoría de edad avanzada. Cuando ellos mueran, nadie impedirá que la maleza se adueñe de sus casas y que la hierba cubra los caminos.
En una década casi medio millar de aldeas se han quedado deshabitadas en Galicia que perderá  cerca de 139.000 habitantes en los próximos 15 años. 
En la aldea el aire no está contaminado, el aire mece los árboles; a lo lejos, se ven las crestas azules de los montes, el celeste del cielo y las gordas nubes blancas que pacen como corderos en un prado celestial.
Los atardeceres, son perfumados; detrás de los muros las madreselvas se enroscan y trepan, se escucha el ladrido de los perros, el canto de los grillos. No hay grandes tiendas, ni industrias, ni fábricas poderosas. Las aldeas no despiertan la curiosidad de quienes no pertenecen a ellas. No hay brillantes luces de neón que se enciendan por la noche, ni escaparates luminosos donde mirar aquello que quizás no se pueda comprar, no hay discotecas ruidosas y sudadas, ni cines. Solo se aspira el perfume de los árboles, se ve el verde de los prados y se disuelve uno en la niebla cuando lo desea.
 Densa, superpoblada y ruidosa, la ciudad escupe multitud de seres anónimos por sus puertas viejas - puertas de los metros, de las oficinas, de los edificios de apartamentos - apesta a polución, a residuos, a partículas de gases.
El cielo es aparentemente gris a causa de la contaminación, es difícil caminar por las calles sin ser empujado, sin sufrir el asedio de múltiples súplicas: los desamparados de siempre, los que han perdido el empleo, los que nunca lo tuvieron, los que están enfermos, los que necesitan cuidado o estima o alguien que los oiga. Se pasa indiferente o se concede una limosna desesperada que no consuela a nadie.
La población de estas ciudades parece flotar; masas anónimas se trasladan de un lugar a otro, como olas, como mareas. Es un fluir simétrico, de un extremo a otro, como el péndulo de un viejo reloj para retornar invariablemente al mismo lugar de origen. Nunca está vacía, sin embargo el hombre se siente solo y a pesar de eso no retorna a su aldea.

Un gran número de abuelos están muriendo en la más absoluta soledad en las grandes ciudades.

domingo, 6 de octubre de 2019

Yo quiero ser marinero


El mar, en la noche, es una maravilla. Estar ahí quietos, flotando, bajo las estrellas, no hay nada igual...
Navegar por la noche es una experiencia fantástica, tanto si se hace a la luz de la luna, como en mitad de una noche cerrada. Soltar amarras de madrugada en una preciosa noche estrellada y con la mar como un plato reflejando todas las luces de la costa que poco a poco se desvanecen en la oscuridad produce una extraña emoción.



Navegar de noche, especialmente en aguas atlánticas supone el poder observar el efecto desconcertante de la fosforescencia del fitoplancton que activado por la hélice del barco va dejando  una preciosísima estela de luz verdosa que se asemeja a la cola de un animal fantástico. Y si se tiene la suerte de tener un encuentro con delfines en una de estas zonas ricas de fitoplancton, entonces se pueden ver iluminados debajo del agua en un efecto tan mágico como fantasmagórico.

Si no hay luna, el cielo es grandiosamente negro y plagado de un infinito número de estrellas como posiblemente nunca se halla observado en ningún otro lugar. Y...al amanecer si la atmósfera está cargada de humedad, se ve al cielo vestido de bellísimos colores pastel, con suaves tonos rosas, amarillos y azules. En estos momentos los primeros rayos del sol producen sobre las olas brillos dorados en un intenso rielar.

En la noche oscura se pierde la sensación de profundidad y es difícil evaluar las distancias. En general, la distancia, es mucho mayor de lo que nos parece. Es aquí donde el radar ayuda y enseña a valorar lo que puede ocurrir a nuestro alrededor.

La visión es pobre e inconscientemente se presta mayor atención a todos los demás sentidos. Se está más alerta sin pensar en nada más, haciéndonos más conscientes de los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor y así, de esta manera, nos hace sentir más vivos.




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